Este síndrome de Diógenes de recuerdos. La exclusividad de los momentos compartidos me acuchilla en el ir y venir del tiempo.
Un "no te olvides de esto",
otro "ya no me acuerdo de nada".
Algo nuestro que tú habías perdido,
como la cinta de mi vestido negro.
Como una estrella venida a menos,
cuyos logros han sido olvidados.
Como una demostración perdida
de un teorema que anhelo.
Extraña, adormecedora
es la semana y son los meses
en los que al saber que no estás
ya no siento temor.
No siento temor de verte,
no siento temor de Madrid,
no siento temor de Alameda,
no siento temor de tus zapatillas,
ni de tus ojos verdes,
ni de la aureola de tus otros ojos.
No me da miedo tu boda,
no me dan miedo tus mujeres,
no me dan miedo tus hijos,
no me da miedo tu trabajo.
Porque no sé nada de ellos
y han dejado de existir
en esa semana y esos meses
y esos años que están por venir.
No saber me tranquiliza,
no saber que estás ahí.
jueves, 2 de junio de 2016
Recuerdos solteros y desconocimiento tranquilizador
Pensado (o soñado) por
María
a
jueves, junio 02, 2016
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