martes, 7 de junio de 2016

Madera y cristales

Cuando llegué a la puerta del hotel estuvimos hablando un rato a solas, detrás de la cristalera. Luego llegó aquel grupo variopinto, aquella mezcla de tus amigos y mis profesores. Pretendían cenar con nosotros.

- No te fíes de ellos, son unos fanáticos. - Me dijiste.
- Pero si tú eres tan fanático como ellos. - Te reproché.
- Luego te lo explico.

No fuimos a buscar mi habitación. Habría de ser una habitación lujosa, estaba segura. Tu estabas alojado en otra parte del hotel bien distinta, como diseñada por Escher. Estaba en un sótano gigante, donde había cientos de camas en las posiciones más insospechadas. Una escalera vertical de madera donde estaban dispuestas tus cosas del aseo llevaba a la tuya. Me dijiste que diese tiempo para cambiarte y que fuese a buscar mi habitación mientras tanto.

De nuevo entré en el gran ascensor del barco de mis sueños anteriores, en el que me perdí completamente. En mi llave, no acertaba a encontrar el número de la habitación. Vagué durante unas decenas de minutos por la segunda planta de un claustro de madera, equivocándome una y otra vez de número.

Volví a buscarte. Al pie de la escalera te grité que me ayudases. Pero me contestaste que no podías: había demasiadas cosas que te impedían de bajar.

0 regalitos:

Publicar un comentario

Lo más leído