jueves, 31 de diciembre de 2009

Cerveza de Tarde-Noche


Necesito problemas para seguir.
Acertijos que resolver.
Problemas que evadir.

Huye, huye lejos
a cualquier "lejos de ti"
que no puedo, que sí quiero,
no mirarte, verte partir.

lunes, 21 de diciembre de 2009

El Desvío a la Circunvalación

De nuevo en esa ciudad, en aquel hotel recargado de madera y de escaleras. Me encontraba en el minúsculo rellano que crujía levemente. En frente podía verme reflejada en un tocador, de estilo rococó, con el dorado ennegrecido y desconchado. Mi reflejo desvió la mirada hacia la figura que sale de la habitación de la izquierda. Era moreno, musculoso y con los mismos ojos penetrantes de siempre.

Me besó de forma breve y húmeda para después hacer que subiera a su coche. Dimos un paseo sin bajarnos del coche. Comencé a sentirme cansada.

-Riportami a casa, ti prego, mi addormento.- Le pedí.
-OK.-

Pero entonces tomó la salida a la circunvalación. Podía intuir el destino, uno de esos hoteles de paso, que ni siquiera tienen recepcionista. En efecto era un edificio de 6 pisos muy largo, de base rectangular, pintado totalmente de blanco con una franja azul en la planta baja. Al aparcar en la entrada me explicó:

- È un hotel soltanto per giovani. Ci divertiremo.

Sin saber muy bien a lo que me enfrentaba y llevada por la curiosidad abrí la puerta del Golf. Ni bien había puesto un pie en el asfalto del aparcamiento apareció mi chico, cabizbajo y entre dolorido y enfadado. Nos había estado siguiendo. Dijo que jamás me perdonaría lo que había hecho y que no lo volvería a ver.

En realidad mi cerebro no acertaba a comprender que era lo que yo había hecho que era tan horrible. Nada malo, nada recriminable. ¿De qué se podía quejar? Siempre le había dado todo lo que quería... Absurdo, totalmente absurdo. Y a pesar de todo no quería perderle.

Movida más que por mis fuerzas por la congoja entré en la recepción. Como había predicho solo había una maquina para meter la tarjeta de crédito y obtener la llave de la habitación. Sin embargo, el recinto recinto no era en absoluto como cabría esperar: era pequeño, las losetas eran de mármol frío y desgastado y la luz provenía de una bombilla desnuda en el techo que emitía una luz intermitente entre naranja y amarilla. En la pared una fila de sillas de plástico modelo "sala de espera de los hospitales" ocupadas por chicas y justo en medio Mire.

Mire, aquella chica tan pedante, absolutamente prepotente, con centenares de obsesiones y miles de carencias de personalidad. Me pidió que le explicara lo sudecido, petición bastante difícil para alguien que no comprendía los reproches de ese tipo. Al explicárselo comenzó a insultarme de forma cruel y contundentemente fácil. Le grité que jamás me entendería y salí corriendo al aparcamiento esperando encontrar a el chico del coche... para que me consolara.

Pero él no estaba dispuesto a hacerlo, solo me quería para divertirse. Habían llegado dos amigos suyos. Aunque comprendía su idioma a la perfección no podía entender su dialecto. Sabía que estaban hablando de mí y entendí que debería tener razones para tener miedo. Me dijeron que subiera al coche. No me quedaba otra, estábamos a kilómetros de mi hotel.

Subí. Que extraño, los tres tenían un bocadillo envuelto en papel de aluminio en la mano.

-¡Eh! Ma perchè io il panino non ce l'ho?.- Pregunté
-Tranquila, ce n'hai uno nella porta.- Me contestó uno de los que estaban sentados atrás.

Cogí mi bocadillo de la puerta del coche y lo agarré como si fuera lo último que me quedara, esperando ver el destino de mi viaje con estos chicos.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Escapar de la Deriva


Romper los esquemas

volver a empezar

dejar pasado atrás.

Enterrar recuerdos

remordimientos y demás

sentir que mi vida ya no flota en el mar.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

No Calles con Besos

No calles con besos
los silencios que nos quedan
no apages con dulzura
cada llama que me espera
en tu mirada intensa
los verbos se difuminan
déjame que me pierda
como adjetivo a la deriva.

Incómodos como agujas
vacíos, llenos, delciosos
no quiero que me sedujas
espera segundos ansiosos
horas, quizá días
no cortes la cuerda,
no la muerdas,
que no quede vencida.

viernes, 16 de octubre de 2009

El Octavo Piso en el Callejón

La abuela de mis primas había muerto y me había dejado en herencia su piso del callejón, tan gris y oscuro. Ya tengo las llaves, solo falta visitarlo...
Está desierto este callejón, de veras que lo está.
Abro el portal de hierro pintado de negro mate, que cede ante el simple empuje. El suelo, frías losas de mármol oscuro, ni presiente mi llegada. El ascensor es viejo, marrón casi beige, con desconchados en la pintura de la puerta. La luz fluorescente parpadea mientras subo hasta la octava planta. Una vez allí, encuentro mi heredada casa: amplia, decorada con todas esas florituras de abuela. En un armario encuentro un vestido rojo con lunares blanco de flamenca.

¡Qué bonito vestido! Me lo voy a poner y bajaré a la calle para que todo el mundo pueda verlo.


En el callejón de la apocalíptica ciudad , mi vestido contrasta con el gris. Quizá lo hace demasiado, mejor me voy. Con toda tranquilidad vuelvo al negro portal, piso el frío mármol y subo en el lúgubre ascensor.
En mi nueva casa vuelvo a apreciar el encanto de mi atuendo y decido volver a bajar. Todo el ciclo de nuevo a la inversa. Camino cinco pasos en la acera y estoy apunto de salir del callejón cuando me doy cuenta de que el vestido de gitana es demasiado corto y se me ve la ropa interior.


Vuelvo a todo correr al edificio para coger el conocido ascensor... pero no funciona, por más que pulso el condenado botón ninguna luz se enciende.



Encuentro las escaleras del edificio y las subo muy deprisa, loca por subir los ocho pisos. Pero cual es mi sorpresa cuando encuentro a unos niños jugando en un salón en la primera planta y en la segunda una habitación sin ningún acceso a otra escalera.



Busco y busco otra escaleras sin ningún resultado. Al final le madre de los chicos me invita a comer y me hace pasar a la cocina, donde estaba toda su familia. Las voces de estas personas me eran conocidas, pero sus caras no. Un hombre con la voz de Álvaro me habló:



-Bueno, ¿y que haces por aquí?- me dijo.


-Busco unas escaleras para llegar a la octava planta.- Le contesté


-Debes de estar loca, todo el mundo sabe que a las última plantas solo se puede acceder por el ascensor.


-¿Cómo?.- Replique atónita.


-Es bien sabido por todos que la últimas plantas de los edificios están construidas para las personas mayores y que no se hacen escaleras porque no las usan nunca.


-Pero..¿y si se va la luz?


- Pues se quedan días, incluso semanas en sus casa.- Contestó el hombre de la voz de Álvaro con toda naturalidad.


-¿Entonces no puedo subir a mi piso?


-Me temo que no, chica.

martes, 29 de septiembre de 2009

Cómo alimentar a tu canario muerto

La primera mascota, la que más te ilusiona. Te suelen reglar de improviso, cuando no te la esperas. En mi caso fue un canario. Un canario bastante gracioso, porque tenía una patita rota que no le hacía falta para moverse. Se paseaba alegremente dando saltitos con la otra y cuando le traía la comida me dedicaba una corta melodía. Eso me gustaba, me podía pasar las horas mirando a mi pequeño pájaro o incluso pensando en él.


Pero pasaban los meses, y Nogal (que así se llamaba) dejó de canturrear. Se quedaba encerrado en su jaula sin querer salir, sin saltar, acurrucado en un rincón. Después de un corto periodo murió.
Lo enterré con optimismo, pensando que ya no sufriría al verlo absorto en sí mismo.

Pero hace unos días, no sé muy bien como, el espectro de Nogal vino a posarse en mi hombro y lo vi, contoneándose graciosamente sobre su patita sana, casi pude ver que sonreía. Entonces lloré por su muerte, ya era imposible recordar sus últimos días, sólo la ilusión de los primeros.

Ahora lo sé, necesito a mi canario, o al menos a su espectro. Él me conoce mejor que cualquier otra mascota y, aunque haya muerto, su recuerdo me acompañará cariñosamente siempre.



(Por mucho, que intento no recuerdo tus defectos [A contratiempo] )






lunes, 28 de septiembre de 2009

Visita a la Metáfora


Ella es mía. No me la robes por favor.

Hemos ido hoy a su casa, Rebeca y yo. Nos condujo a un diminuto salon con una pequeña tele y una fuente barroca ornamentada en exceso.

Y ella ha sido la voz masculina de mi infancia. Estaba roto, desecho, se había ido muy lejos de su lugar, ya nada le retenía en mi ilusión. Lejano y cada vez más pequeño, la cicatriz de su sien supuraba cansancio.

Cuando he vuelto a mirar, vuelve a ser ella. Me sonríe fresca, dulce, mimosa. Su tierna voz se esponja en mis oídos: canta. Sabe que la quiero, que me hechiza a cada palabra, pero centra toda su atención en mi acompañante y la invita a compartir la canción.

"¡No! No te la mereces, me tocaba a mí. Ella no te gusta, tus fines no son sinceros como los míos. Por favor, deja de cantar con ella. ¡Yo la necesito mucho más que tú!" Pienso.

Pero no escucha mis pensamientos, siguen inmersas al unísono. No puedo contener las lágrimas, solo vuelvo a oir el eco de mi destriuda infancia escolar y sentir que la incipiente felicidad me es arrebatada en esta tortuosa melodía.

Mis manos en ademán desesperado en la cabeza, el tejido más profundo del armario manchado de rabia.

jueves, 10 de septiembre de 2009

La Fe...

Fígurense la criatura tan insólita que es el hombre:

Ha sido capaz de crear dioses en los que creer, para dejar de creer en él mismo.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Cómo abandonar a tu enamorado

Ya está, es inevitable, amor.

Que no, animalito mio, que ya no te quiero. Que me aburres y me agobias. ¡Que no ladres!

No me persigas, ni si quiera intentes fingir que no te intereso, hazlo de verdad.

La criatura soberbia perdura en mi recuerdo y borra el tuyo. Es tan exhuberante...

Lo sé, no hace falta que me lo digas. Que tu eres más fiel, que no me abandonas. ¡Ai! Perrito faldero


Pero, ¿qué hago si no te quiero? ¿Quieres que te mienta.. es eso?

¿Quieres que acaricie tu basta piel pensando en la suya tan suave?, ¿que juegue contigo mientras me divierto soñando en la criatura... tan distante, inalcanzable?


Y es que así es, ahora me siento presa yo; tan débil, vulnerable.

Ahora soy tú pequeño mío, ahora soy yo la que majestuosamente se arrastra por la gravilla hasta sus pies.


jueves, 27 de agosto de 2009

La Pregunta Político-Crítica

¿Que podemos esperar de un mundo gobernado por gente en su mayoría de letras y que rechazan abiertamente la más pura lógica?

¿Que esperamos de un mundo gobernado por gente que en su mayoría ha estudiado derecho?

¿Que esperamos si despreciamos a los matematicos, los fisicos, los economistas y a todo aquel que se interese por los números?

Nuestra estúpida crisis no se soluciona con demagogias.

lunes, 24 de agosto de 2009

Efímera Idea Trasnochada


He terminado de ver una película y me he tumbado en el colchón a intentar dormir. No podía. Una absurda idea a cruzado mi mente: ¿Y si te amo?

Es imposible, casi no te conozco. He probado a recordar tu imagen mientras la idea iba cobrando sentido y entonces mis ojos han empezado a mojarse de gruesas lágrimas que resbalaban por tu evidente y nada inesperada ausencia.

En ese momento la idea ha sido un axioma absoluto. En esos segundos húmedos, sólo durante ese escaso intervalo, te he amado por completo.

(Ahora lo que me asusta es que esas lágrimas penetren mis mejillas y cogeen en mi ambiguo corazón.)

domingo, 16 de agosto de 2009

Casi me arrepiento

Estoy arrepentida, pero lo volvería a hacer.

Porque me gustó, pero no está bien.

Y va en contra de mis principios, pero no.

Porque el engaño está mal, pero la verdad no sirve en este caso.

Egoista, como siempre, estoy arrepentida para aliviar mi consciencia.

Egoista como nunca, lucho desesperadamente por tener que arrepentirme de nuevo.

jueves, 6 de agosto de 2009

Desestructura

Quise mirarte
y me tocaste
Quise tocarte
y me agarraste
Te mordí
Retrocediste
Volviste por mí
y me llamaste furtiva

Prometiste mirarme
Zalameras palabras
Se que es mentira
Para mí como si ladras
Acabarás por olvidarme
Pero eso no me cansa

Te olvido a ti también
Pues tu recuerdo me carga
Porque tú ya no me miras
Y la distancia se hace larga
Sera para ambos victoria
Para mí la derrota amarga

Vagaré sola en silencio
como un triste deshecho
No me olvides todavía
Siento tu calor en mi pecho
Arrancaste de mi casa
las paredes y hasta el techo

martes, 4 de agosto de 2009

Cómo traicionar a tu enamorado

Animalito mío, ¿cómo puedes ser tan confiado? Sucumbes bajo mis caricias en tu extenso cuerpo, como si mis manos estuvieran imantadas a él, sin temer.



Creía habértelo dejado claro la última vez, jamás podrás dominarme. Ayer, mientras salías a dar tu paseo matinal, encontré una criatura mucho más pequeña que tú en tamaño, pero más bella en apariencia. Y aunque tu serás siempre mi mascota, decidí divertirme con aquel curioso gato pardo.



Como desconocía aún su manera de actuar, me aproximé con cautela, a pequeños pasos, hasta que comenzó a acercarse con identica curiosidad. Entonces me llevó a su enorme madriguera y estuve jugueteando con el animal, fue realmente divertido.



Luego, exhaustos, yacimos en el suelo unos segundos, pero súbitamente subió a mi pecho para ser acariciado. Y al apreciar su piel suave y resplandeciente lo hice sin pensarlo al tiempo que mi vello se erizaba de placer.



Terminado el ritual saltó de mi regazo, y me miró con ojillos vívidos y tiernos, pidiendo que no lo dejase allí. Pero lo hice, no te puedo abandonar, te quiero.
No se preocupó demasiado, volvió su cabeza atrás algunas veces y después desapareció para siempre.

Ahora vuelves de tu paseo y te acurrucas junto a mí. Todo continúa como antes.

domingo, 26 de julio de 2009

La Cuestión del Turista

¿En cuántas fotos de personas desconocidas saldré de fondo, o incluso tapando al protagonista de la misma?
¿Y de que partes del mundo serán?
Las podrían usar para cualquier fin y ni me enteraría

¿Y cuantás imágenes de desconocidos tengo yo?

miércoles, 22 de julio de 2009

Odio tu felicidad

Ira.
Te juro que es ira.
Ambición por destruirte
es lo único que me guía.
Y acabar con tu felicidad
que me pesa en la vida
Y desgarrarte el alma
con maldad infinita.

Tú, que felicidad me quitas
Yo, que tu alma es mía
Yo, que soy tú,
Soy una puta suicida.

lunes, 13 de julio de 2009

Cómo manipular a tu enamorado

Y vuelta a la manipulación, por rencor, envidia y por aburrimiento esta vez.

Me llena de satisfacción sentir todo eso y actuar en contra a la ética social principalmente porque es mejor que no sentir nada.


Me muevo sigilosamente, instigada por los celos, pero con exactitud incalculada fruto de la experiencia.

Soy depredador cauto que ataca a su presa puerilmente confiada. En mi naturaleza de ser humano actúo contra mi naturaleza animal, reprimo mis ansias de devorarla y dejo que crea que ninguno de mis actos será premeditado y que dependerán enteramente de los suyos.

Pero no es así, mi reacción está estructurada, sus palabras solo provocarán ligeras modificaciones. Desde hace unos cuantos minutos estás perdido amigo mío. Unos cuantos monosílabos y un paso determinante hacia atrás bastarán para que tú mismo, presa de tu ignorancia, en unos minutos me persigas arrastrándote por la gravilla.

Intenta alcanzarme maldito reo, no lo conseguirás. Seré más rápida que tú hasta que se me antoje. Entonces volveré la vista atrás y te recogeré en mi regazo como si nada hubiera pasado. Y te acariciaré mientras pienso cómo devorar tu necio corazón, amor mío.


jueves, 9 de julio de 2009

Los Alemanes

Tengo a dos alemanes sentados a mi lado, en esta cafetería. En realidad no sé ni siquiera si son alemanes, podrían ser polacos y no darme ni cuenta. Lo que quiero decir es que no los entiendo.

Serán chicos de mi edad, unos 17 años. Uno fuma y mira el perfi de una rubia resultona. El otro caba de encender su cigarro. Ambos conversan.

A los diez minutos de plantarme aquí a escribir con mi portátil, han entrado dos chicas unos años más pequeñas gritando y alterando todo el ambiente. Mi inspiración ha desaparecido por completo y, como acostumbro a hacer, me he puesto a examinar mi alrededor.

Y una de mis miradas incursoras en el espacio-tiempo ha topado con las de ellos, hemos sonreído, supongo porque no están acostumbrados a tal revuelo por parte de las chicas. Una segunda mirada se ha vuelto a resbalar en los ojos de ese creído rubio que me ha saludo en ademán desafiante con su insano cigarrillo.

Después han murmurado algo mirándome, y el caso es que podrían haber dicho cualquier cosa porque yo no me voy a enterar de nada, por lo que toda esta escena acaba por serme indiferente.

Esta afición mira de mirar insistemente a todo desconocido con ojos desconcertantes, infantiles pero intimidadores, no me va a traer nada bueno.

martes, 7 de julio de 2009

La Contrincante

Sin esperarlo, sin esfuerzo. ¡Había ganado ese concurso en el instituto! Al salir todos me hablaban y querían ser mis amigos. Mi padre me esperaba para felicitarme y decirme que fuera a casa. Así que cogí una moto y emprendí el camino a casa.

Al mirar por el espejo retrovisor vi a una chica rubia vestida de azul y con el pelo recogido en una coleta que corría hacia mí. Había sido mi principal oponente en el certamen. Supuse que solo querría darme la enhorabuena, como tantos otros, y proseguí sin prestarle atención.

A la altura de la ferretería volví a mirar al espejo y la imagen que pude ver me paralizó por completo: La misma chica con la cara ensangrentada y el pelo revuelto cayéndole en una cara con expresión vengativa. Aceleré todo lo rápido que pude, subí la cuesta en cuyo final estaba mi casa, bajé de aquel trasto viejo, rebusqué en mis bolsillos y la desesperación me ahogó: No tenía las llaves.

Me asomé a la cuesta y subiéndola estaba ella, con la camiseta manchada de la sangre que le chorreaba del rostro, con los dientes rotos o inexistentes y sus ojos desorbitados clavados en mí. Llamé insistentemente al porterillo, pero mi padre no había llegado aún. Intenté entrar por la cochera y tuve suerte: al tiempo que ella alcanzaba la cima, mi vecino también lo hacía en su scooter. Con el pequeño mando rojo levantó la gran puerta de pesado metal lo justo para que yo pudiera entrar.


Ella aporreó el portón y vociferó con una intensidad capaz de hacer estallar tímpanos. Le grité - ¿Qué quieres? ¿Qué quieres? ¿Qué quieres? – . La única respuesta fueron cuchicheos con el vecino y comprendí que estaban compinchados.

Entonces subí las escaleras a todo correr, pretendiendo inútilmente escapar de aquella perturbada, y me metí en el ascensor. Se cerraron las puertas. Me senté en el suelo y respiré profundamente. Se abrieron las puertas…

Es un sentimiento estúpido

Es un sentimiento estúpido
El vientre a reventar
de estupidez.
El corazón vacío
Ardor de un pecho a otro
Viajante en mi cuerpo
y estúpido
Lágrimas ocasionales, con rapidez
y estúpidas
Y nadie llama
nadie comparte la rabia
tan estúpida
Porque la alegría es vuestra
algunos estúpidos
Me avergüenza sentirlo
Eterno peligroso desprestigiado

domingo, 5 de julio de 2009

Ya no quiero escuchar música

Ya no quiero escuchar música cuando paseo
Ya no puedo escuchar música cuando paseo
A veces lo intento y se pierde todo
Lo niños
Los gatos
La gente que me halaga
La que se ríe de mí
Los coches y autobuses
El viento
Algún día, una tímida mirada
Los gritos
El absoluto silencio en los callejones
Todo desaparece
Todo lo propio de un paseo
Los detalles importantes
Hasta los mismos colores dejan de tener sentido.
Pero ya es demasiado tarde
La música me atrapa irremediablemente
No puedo dejar de prestarle atención











Piso a niños
también a los gatos
Nadie me dice nada
Cualquier coche podría tocar el claxon
al girar una esquina y atropellarme
El viento ya no es un aullido
Las miradas no significan lo mismo
Ajena a los gritos
pero también al silencio.
Solo esa canción
como si quisiera que no fuera de nadie más.
NO
No quiero estar sola cuando paseo
Quiero reír de ternura
si me cruzo con algún niño
Reflexionar sobre la individual figura
de un gato
Presumir de los halagos
e ignorar a la risas
¡Qué maldito ruido
está haciendo ese atasco!
Oír el silbido del viento
Responder a esa mirada con toda la profundidad
Unirme al alboroto
y sentir la punzada del silencio en la nuca de los callejones.
Puedo escuchar música cuando paseo
Pero no quiero.

sábado, 4 de julio de 2009

El Cultivo Esponjoso

En una nave industrial, centro neurálgico de la atracción turística y comercial de la ciudad, he expuesto mi cultivo transgénico.

Son tiernos y blandos conejos con piel de de oveja que producen una lana excepcional, además de ser la mascota ideal para los más pequeños de la casa.

Tenemos cientos de ellos y gustan a todo el mundo: fíjense como acaricia a uno de ellos ese niño que parece ser sacado de una feliz película americana.

Disponemos de dos métodos para esquilar a sus conejos y poder tejer jerseys inigualables: bien el método tradicional de tijera, algo más costoso y menos eficiente pero con un mejor acabado, o bien podemos arrancarles la piel a tiras.

Este último método es veinte veces más rentable que el anterior aunque la calidad es menor (cosa que nuestros investigadores no acaban de comprender.)

viernes, 3 de julio de 2009

El egoísmo fracasado

A veces, sólo a veces, tengo la impresión de que estoy atentando contra una de las únicas cosas en las creo: la intensa sensación de vivir.

Y es que no importa que sentimiento recaiga sobre mi pecho: odio, obsesión, dolor, alegría, placer... Desde el más horrible hasta el mejor provocan en mí una certeza insegura, la de estar viviendo.

Y ahora es cuando me planteo: ¿Por qué en ocasiones no siento nada? Es como si me embargara el vacío. No siento pena ni alegría, nada me obsesiona, ni siquiera es aburrimiento; se trata de una indiferencia absoluta hacia todo lo que me rodea.

Lo calculo todo friamente, cada palabra, cada acto, cada mensaje. Siento que cometo una manipulación continua en la que provoco sensaciones a los demás sin sentir apenas remordimientos. De hecho, esto no es un texto en el que diga que me arrepiento, es solo una reflexión de mi comportamiento.

A veces, pero únicamente a veces, me identifico con una máquina y todas mis emociones se desparraman por mi espalda.

domingo, 14 de junio de 2009

Tsunami Progresivo

Ayer estaba en la playa, una playa atestada de personas y pelotas hinchables. Entonces una gigantesca ola hizo subir la marea unos 5 metros. Y otra más, y otra más y otra más.

Quiero irme de allí, no quiero morir ahogada. Intenté arrastrar a mi familia fuera de la orilla en vano, todos quieren bañarse. Era como si la mitad de la población no se diese cuenta de lo que estaba pasando, como si solo les importasen sus sombrillas. Únicamente me acompaña un chico de unos 30 años, bastante guapo.

Corremos con el agua pisándonos los talones, subimos dunas y atravesamos una carretera por última vez. Nos rodeaban niños, más ágiles que nosotros, que no paraban de gritar. Sus rodillas se doblaban para escalar las dunas como las articulaciones de un insecto.

Por fin llegamos a la tienda de cosméticos y allí estaban mis padres. Les dije que quería irme con aquel chico a algún lugar alto donde no llegara el agua, que las olas estaban punto de llegar al lugar.

Mis padres nunca confiaron en mí. Así que no es de extrañar que no me dejaran irme con aquel pervertido y que no se creyeran una palabra de aquel disparate de las olas.

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