martes, 4 de agosto de 2009

Cómo traicionar a tu enamorado

Animalito mío, ¿cómo puedes ser tan confiado? Sucumbes bajo mis caricias en tu extenso cuerpo, como si mis manos estuvieran imantadas a él, sin temer.



Creía habértelo dejado claro la última vez, jamás podrás dominarme. Ayer, mientras salías a dar tu paseo matinal, encontré una criatura mucho más pequeña que tú en tamaño, pero más bella en apariencia. Y aunque tu serás siempre mi mascota, decidí divertirme con aquel curioso gato pardo.



Como desconocía aún su manera de actuar, me aproximé con cautela, a pequeños pasos, hasta que comenzó a acercarse con identica curiosidad. Entonces me llevó a su enorme madriguera y estuve jugueteando con el animal, fue realmente divertido.



Luego, exhaustos, yacimos en el suelo unos segundos, pero súbitamente subió a mi pecho para ser acariciado. Y al apreciar su piel suave y resplandeciente lo hice sin pensarlo al tiempo que mi vello se erizaba de placer.



Terminado el ritual saltó de mi regazo, y me miró con ojillos vívidos y tiernos, pidiendo que no lo dejase allí. Pero lo hice, no te puedo abandonar, te quiero.
No se preocupó demasiado, volvió su cabeza atrás algunas veces y después desapareció para siempre.

Ahora vuelves de tu paseo y te acurrucas junto a mí. Todo continúa como antes.

0 regalitos:

Publicar un comentario

Lo más leído