Me posas una mano en la espalda
como si estuviera hecha de magia
como si acunases porcelana asustadiza.
No dilucido la materia de tus dedos
son seguros
quizás tengan miedo
parecen de arte y de ciencia.
Siento que me tocas
pero no me encierras
que me envuelves
pero no me aprietas.
Aún no te conozco,
aunque puede que sí a tus manos,
al respeto, al miedo, a la delicadeza
de instantes que recuerdo
como sueños de adolescente.
jueves, 16 de mayo de 2019
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