jueves, 9 de junio de 2016

Feliz cumpleaños, vampiro

     En la fiesta de los amigos de mis padres algo iba mal. Ya resultaba sospechoso que hubiésemos tenido que ir de dos en dos, yo con mi prima, con chóferes de la zona. México era un país nuevo y mágico, pero las cosas empezaban a no tener sentido.

    De alguna manera apareció un señor desnudo, que yo conocía muy bien. Se tumbó en la cama y yo me acurruqué junto a él para decirle que todavía le tenía cariño. Él, como regalo de cumpleaños, solo quería sexo. Se acercaba a mí y trataba de rozarse. Yo trataba de huir en todos los sentidos.

    Al mismo tiempo, mi padre y mi hijo estaban siendo cebados de amistad. Pronto los anfitriones declararon que eran vampiros y que cuando la noche estuviese cerrada se los comerían. Propuse escapar, todos accedieron.

     Me costó muchísimo hacer la maleta: estaba llena de trajes de flamenca y de arena.

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