Era ya tarde, habrían pasado como treinta años, y decidió volver al pasado para decirte cuánto te seguía queriendo. A ti y a ningún otro, a una sola versión de ti, en un solo momento a comienzos de siglo. Fijando la cuarta dimensión esa señora te preguntó una dirección y pasó de largo. Había aprendido a no tener miedo de tus ojos, pero de tus ojos nuevos.
jueves, 19 de marzo de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo más leído
-
Porque me dices por qué, Dos palabras.
-
Es triste navegar en el mar de ceniza de tus recuerdos, donde no hay casi fotos, porque vivimos juntos una transición digital y revoluciona...
-
Ayer me preguntaron por ti, como si estuviéramos en tu casa. Y dije que no sabía nada, no quise dar más detalles. Por dentro pensé "a...
-
Siempre estaré atrapada en los futuros que no fueron, como si mi cerebro creyera de verdad que la vida se puede rebobinar. Como si la energ...
-
Me pregunto si piensas en mí mientras recorro las calles de una ciudad extraña. Actúo, actuaba, como si presenciaras cada paso, cada raya q...
-
Bolitas rojas que vienen a mi recuerdo oxidado, esa memoria que surge inesperadamente, como algo nuevo que jamás has vivido. En un tarde noc...
-
Escribir las caricias como si fueran un dictado del colegio, con puntos seguidos, puntos aparte, punto final. Reescribirlas en casa, porqu...
-
Ayer estaba en la playa, una playa atestada de personas y pelotas hinchables. Entonces una gigantesca ola hizo subir la marea unos 5 metros....
-
Tengo derecho a atesorar los momentos antiguos, a revivirlos sin pena. Mi alma le sonríe a tu recuerdo, tan inexistente como tu amor por mí....
-
He sabido que nuestro penúltimo beso salió ardiendo con los pinos de Doñana. Ese beso que en realidad fue el último, porque el último fue ...
0 regalitos:
Publicar un comentario