Mis sueños te han purificado. He ido a Micenas a revisar un examen. El trato ha sido increíblemente cordial, tan correcto que todos los que lo presenciaron quedaron satisfechos.
- Ya podemos irnos, - le dije al rey. - Todo está bien.
- Tienes razón. - constató. - ¡Qué hombre tan agradable!
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