martes, 26 de julio de 2016

Despegando. A dopo.

Estoy esperando un avión y no me llevo muchas cosas. Me llevo mi maletita roja llena de ropa de verano y dos pares de zapatos. Llevo un bolso y poco más.

Estoy sentada, esperando a que despegue. Y estoy pensando en todo lo que no he podido llevarme. Quise coger un extremis una tormenta bienintencionada, que no cabía, porque es verano. Quise arañar truenos y relámpagos, empujarlos y meterlos en el bolso. Imposible, demasiado tarde, superaba el peso permitido.

Todo para que se me enganchase en el vestido una nubecita extremadamente suave, que no me molesta, pero que  ocupa un enorme espacio. Por eso ya no cabía nada más, ni mucho menos parches de temporales. ¿Qué le está pasando a mi corazón-maleta, que se está quedando sin sitio?

0 regalitos:

Publicar un comentario

Lo más leído