viernes, 3 de julio de 2009

El egoísmo fracasado

A veces, sólo a veces, tengo la impresión de que estoy atentando contra una de las únicas cosas en las creo: la intensa sensación de vivir.

Y es que no importa que sentimiento recaiga sobre mi pecho: odio, obsesión, dolor, alegría, placer... Desde el más horrible hasta el mejor provocan en mí una certeza insegura, la de estar viviendo.

Y ahora es cuando me planteo: ¿Por qué en ocasiones no siento nada? Es como si me embargara el vacío. No siento pena ni alegría, nada me obsesiona, ni siquiera es aburrimiento; se trata de una indiferencia absoluta hacia todo lo que me rodea.

Lo calculo todo friamente, cada palabra, cada acto, cada mensaje. Siento que cometo una manipulación continua en la que provoco sensaciones a los demás sin sentir apenas remordimientos. De hecho, esto no es un texto en el que diga que me arrepiento, es solo una reflexión de mi comportamiento.

A veces, pero únicamente a veces, me identifico con una máquina y todas mis emociones se desparraman por mi espalda.

1 regalitos:

Schizphrenos dijo...

El sheol

Publicar un comentario

Lo más leído