Me cuesta mucho escribir en mis periodos de felicidad. Parece que solo la cuerda de la tristeza guía mi manos desde la cruceta de las emociones. Me pregunto si solo sé escribir reproches, amores imposibles. Por qué es un necesidad de terapia para mí. y no un regalo, por ejemplo, para el hombre que duerme a mi lado.
Hace unos meses mi hermana nos regaló, a ella y a mí, un cuaderno enorme y precioso, donde escribirnos la una y la otra. Y nos cuesta horrores escribir. Quizá porque es difícil escribirle a alguien que no seamos nosotras mismas o no sea un desconocido.
Escribir la tristeza es dual y contradictorio. La eterniza para el mundo y la borra para ti.
Después de diez año escribiendo en este blog, vuelvo la vista atrás y me pregunto: ¿Es realmente esta la persona que quiero que recuerden? ¿Esta María rota, agitada, melancólica, alterada?
¿Seré capaz de romper los barrotes de mi propio personaje?
martes, 24 de septiembre de 2019
viernes, 20 de septiembre de 2019
Tesis
Pensaba que el día que me doctoré iba a ser uno de los días más felices de mi vida. Como lo que dicen de las bodas, o de los partos; en mi caso un bebé en forma de tesis doctoral. Mis padres me habían traído en coche y habían hecho malabares para liberarse de todos sus compromisos. Habían viajado 2000 km porque yo se lo pedí y organizaron el cóctel de después. Mi mejor amiga también hizo un auténtico esfuerzo para viajar desde Madrid para acompañarme en ese momento. Buena parte de los amigos que hice durante la tesis me acompañaron.
Fue un día que no pude disfrutar, o que no me permití disfrutar, y aún me siento culpable por ello. Aunque todo fue bien, y creo que quien se tenía que sentir orgulloso lo hizo, la ansiedad me acompañó en todo momento. Y por eso, siento que defraudé a los que más me querían. Porque dejé que un hombre me arrebatara esos momentos.
Recuerdo aquel día como la espectadora de un sueño irreal, como el ensayo de algo que aún estaba por venir, y en el que sería feliz. Lo recuerdo con rabia, con impotencia. Es para mí una pérdida. Un día preciado y muerto en su propio nacimiento. Una elipsis terrible, forzosa, desproporcionada.
Nada podrá arreglar ese día, no hay Cum Laude que lo compense, ni proyección laboral. Porque ese no era un día para mí, era un día para mis padres, que eran los que mejor podían leer mi estado de ánimo.
Ojalá puedan y ojalá pueda perdonarme.
Ojalá aquel día hubiera podido vivir el momento igual de bien que definí el grafo de longitud complementaria.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
viernes, septiembre 20, 2019
viernes, 19 de julio de 2019
Jam en el granero
Yo que tanto he amado,
me veo leyendo
vetustos poemas de amor
mientras suena
una Jam improvisada,
un amor que clava sus raíces en mí.
Mientras, pienso en el pasado
como ajeno y como propio,
como la ginebra.
Cuestiono las definiciones de amor
y mis definiciones.
Estoy borracha
de sonrisas y del resucitar.
Estoy flotando en un limbo
entre la incertidumbre
y la certidumbre
de que todo vaya bien.
me veo leyendo
vetustos poemas de amor
mientras suena
una Jam improvisada,
un amor que clava sus raíces en mí.
Mientras, pienso en el pasado
como ajeno y como propio,
como la ginebra.
Cuestiono las definiciones de amor
y mis definiciones.
Estoy borracha
de sonrisas y del resucitar.
Estoy flotando en un limbo
entre la incertidumbre
y la certidumbre
de que todo vaya bien.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
viernes, julio 19, 2019
jueves, 16 de mayo de 2019
Un poema del 14 de abril
Me posas una mano en la espalda
como si estuviera hecha de magia
como si acunases porcelana asustadiza.
No dilucido la materia de tus dedos
son seguros
quizás tengan miedo
parecen de arte y de ciencia.
Siento que me tocas
pero no me encierras
que me envuelves
pero no me aprietas.
Aún no te conozco,
aunque puede que sí a tus manos,
al respeto, al miedo, a la delicadeza
de instantes que recuerdo
como sueños de adolescente.
como si estuviera hecha de magia
como si acunases porcelana asustadiza.
No dilucido la materia de tus dedos
son seguros
quizás tengan miedo
parecen de arte y de ciencia.
Siento que me tocas
pero no me encierras
que me envuelves
pero no me aprietas.
Aún no te conozco,
aunque puede que sí a tus manos,
al respeto, al miedo, a la delicadeza
de instantes que recuerdo
como sueños de adolescente.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
jueves, mayo 16, 2019
lunes, 1 de abril de 2019
La última vez que te vi
Te vi salir de mi tren para coger otro a Málaga,
te bese levemente, exhausta, en la estación de Sants en Barcelona,
recordé tu primer y último "ya te echo de menos", mientras rompía el corazón de otra persona,
te vi despidiéndome con compasión en la puerta de mi casa en Córdoba,
me abracé a ti en Dijon y te di las gracias por hacerme olvidar,
me desperté en Tintes, en Sevilla, y ya no estabas, pero leí tu nota,
te abracé y te dije hasta luego en el aeropuerto de Bérgamo,
te despedí con desenfado en Villafranca de los Barros,
te vi fingir un saludo alegre en Santa Justa, que era un adiós.
Morimos en cada segundo, mutamos de piel y de alma.
Antesalas de funeral, de duelos muy diferentes.
Algunos terribles, que calaron el fondo de mi alma, que me dejaron cicatrices inmensas, con relieve desesperado.
Otros que fueron víctimas del cáncer que carcome el amor poco a poco, de forma que queda paz cuando lo mata.
Y los últimos, las tumbas pequeñas de amores que ni empezaron, con filigrana de pena y de preguntas. Historias que son torbellinos, que se lloran y se guardan el cajón de las tonterías.
Y yo me digo que soy tonta, lista y que hay fortuna en mi mala suerte.
te bese levemente, exhausta, en la estación de Sants en Barcelona,
recordé tu primer y último "ya te echo de menos", mientras rompía el corazón de otra persona,
te vi despidiéndome con compasión en la puerta de mi casa en Córdoba,
me abracé a ti en Dijon y te di las gracias por hacerme olvidar,
me desperté en Tintes, en Sevilla, y ya no estabas, pero leí tu nota,
te abracé y te dije hasta luego en el aeropuerto de Bérgamo,
te despedí con desenfado en Villafranca de los Barros,
te vi fingir un saludo alegre en Santa Justa, que era un adiós.
Morimos en cada segundo, mutamos de piel y de alma.
Antesalas de funeral, de duelos muy diferentes.
Algunos terribles, que calaron el fondo de mi alma, que me dejaron cicatrices inmensas, con relieve desesperado.
Otros que fueron víctimas del cáncer que carcome el amor poco a poco, de forma que queda paz cuando lo mata.
Y los últimos, las tumbas pequeñas de amores que ni empezaron, con filigrana de pena y de preguntas. Historias que son torbellinos, que se lloran y se guardan el cajón de las tonterías.
Y yo me digo que soy tonta, lista y que hay fortuna en mi mala suerte.
Pensado (o soñado) por
María
a
lunes, abril 01, 2019
jueves, 28 de marzo de 2019
Marzo 2019 edition
Antes de que te vayas,
Marzo querido, florido,
trufado de historias marchitas.
Marzo de inventarios destejidos,
de asíntotas llenas de ironía.
Deja que te cante una nana
para que duermas
y febrero te despierte
con coplas de carnaval.
Te vas con la tristeza,
de los otros años,
dejándome menos idiota,
mirando a la niña que fui.
Me dejas un poco fuerte
me silbas un poco raro
te acuestas en mis grilletes
recuerdas errores pasado.
Marzo de mis desamores,
que serás el amor de mi vida,
en este marzo me das amigas.
Me das caricias de independencia
si consigo aceptarlas sin miedo.
Descansa, que abril suele ser
descanso de brisa de primavera
en Andalucía, que es mi casa,
que es la madre que muchos anhelan.
Descanso es mi poesía
me duermo sintiéndome certera
quitándome la tontería
y mañana a desayunar avena.
Marzo querido, florido,
trufado de historias marchitas.
Marzo de inventarios destejidos,
de asíntotas llenas de ironía.
Deja que te cante una nana
para que duermas
y febrero te despierte
con coplas de carnaval.
Te vas con la tristeza,
de los otros años,
dejándome menos idiota,
mirando a la niña que fui.
Me dejas un poco fuerte
me silbas un poco raro
te acuestas en mis grilletes
recuerdas errores pasado.
Marzo de mis desamores,
que serás el amor de mi vida,
en este marzo me das amigas.
Me das caricias de independencia
si consigo aceptarlas sin miedo.
Descansa, que abril suele ser
descanso de brisa de primavera
en Andalucía, que es mi casa,
que es la madre que muchos anhelan.
Descanso es mi poesía
me duermo sintiéndome certera
quitándome la tontería
y mañana a desayunar avena.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
jueves, marzo 28, 2019
lunes, 18 de marzo de 2019
Tú primera, por favor
El Parque de María Luisa se había quedado oscuro. Nos miramos a los ojos, la chica rubia y yo, y empezamos a contarnos bromas. Bromas que nos habían hecho, que no son divertidas cuando la experimentas.
- Que dice este que me quiere.
- Pues a mí me ama.
- Pues a mí me adora.
- Pues conmigo se viene a vivir el sábado.
- Pues el sábado nos vamos a la playa.
Nos volvimos a mirar, muy serias y estallamos en carcacajadas. Nos abrazamos y cada una tomó un camino diferente.
Oye, ten mucha suerte. Ojalá seas tan feliz y libre como en mi sueño.
- Que dice este que me quiere.
- Pues a mí me ama.
- Pues a mí me adora.
- Pues conmigo se viene a vivir el sábado.
- Pues el sábado nos vamos a la playa.
Nos volvimos a mirar, muy serias y estallamos en carcacajadas. Nos abrazamos y cada una tomó un camino diferente.
Oye, ten mucha suerte. Ojalá seas tan feliz y libre como en mi sueño.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
lunes, marzo 18, 2019
domingo, 10 de marzo de 2019
Aprende a mirar a tu cama
Yo era solo un personaje
en una novela escrita por un hombre
yo era rebelde y apasionada
lo justo, para no asustar a un cobarde.
Fui actriz malpagada
aspirante a una pesadilla,
bufona en tu aburrimiento,
culpable si me lo pedías.
Me es difícil ser persona,
deshacerme del rol que me diste,
poner esperanza sobre mi uñas,
columpiarme entre los países.
Míranos en el espejo de los poemas,
que esta soy yo más que nada, dices.
Mírate en el reflejo de mis palabras
que no te reconoces, insistes.
Lee y busca la respuesta vacía
a un pregunta que nunca hiciste.
Busca una señal, un vía,
conecta con algo que no soy,
asimila tus miserias de pacotilla.
Y si sigues jugando a estar triste,
agarra esta triste poesía.
en una novela escrita por un hombre
yo era rebelde y apasionada
lo justo, para no asustar a un cobarde.
Fui actriz malpagada
aspirante a una pesadilla,
bufona en tu aburrimiento,
culpable si me lo pedías.
Me es difícil ser persona,
deshacerme del rol que me diste,
poner esperanza sobre mi uñas,
columpiarme entre los países.
Míranos en el espejo de los poemas,
que esta soy yo más que nada, dices.
Mírate en el reflejo de mis palabras
que no te reconoces, insistes.
Lee y busca la respuesta vacía
a un pregunta que nunca hiciste.
Busca una señal, un vía,
conecta con algo que no soy,
asimila tus miserias de pacotilla.
Y si sigues jugando a estar triste,
agarra esta triste poesía.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
domingo, marzo 10, 2019
lunes, 25 de febrero de 2019
La vela de la izquierda
El techo de la catedral me resultó agobiante. Había una parte que estaba en obras, igual que mi corazón, igual que mi autoconciencia. Las demás partes estaban atestadas de turistas y las escaleras provocaron que llegara exhausta a los pies de la Madonnina, igual que a tu corazón, si es que alguna vez lo tuviste.
Miré desde arriba los ríos de personas, hormiguitas a la moda. Miré los edificios, bastante poco inspiradores bajo el atardecer contaminado. Me imaginé el portal que quizás siga obsesionando a uno de tus cadáveres emocionales. Pensé "quiero que Milán siga siendo un efímero paseo olvidado del año 2014". Aprecié lo gótico del momento, pensé que era una ciudad con un porcentaje suficientemente feo como para guardar solo un paseo mío y tus historias exageradas.
Ho pensato che forse sono troppo diversa alla persona che ero prima. Ho pensato che forse non mi piace così tanto parlare italiano. Ho pensato che è una lingua del mio passato con la quale non arrivo più a descrivermi.
"Poverina lei!" ho pensato a gridare da quel tetto.
Al entrar en la catedral busqué el techo sin remedio, como queriendo atravesarlo con la mirada. Busqué durante unos 15 minutos algo extraordinario, una señal, una respuesta, una conexión con el pasado.
Entonces cometí un último acto romántico. Encendí una velita. Una que no fuera para rezar por nadie. Un arrebato de santería para purgar el lugar de tus pecados. Una luz ínfima para sentirme unida a aquella chica de los portales, a la que huyó de aquel doctorado, a la del corazón roto y recompuesto mil y una veces, a la que dices que estaba loca, a la que seguramente no era tan celosa.
Una llamita para decirles que las quiero, que no están solas, que no están locas y que no te creo, que no os creo.
Una velita para que se queme tu recuerdo.
Pensado (o soñado) por
María
a
lunes, febrero 25, 2019
viernes, 8 de febrero de 2019
De un saludo me exprimes el alma
Ya te confié una vez el miedo que tenía a que me hicieras daño.
Lo puse en tus brazos mientras me ponía a mí misma en los tuyos, mientras mis lágrimas de puro terror se mezclaban con nuestros primeros besos.
No te importó.
No pienso volver a correr el riesgo.
Lo puse en tus brazos mientras me ponía a mí misma en los tuyos, mientras mis lágrimas de puro terror se mezclaban con nuestros primeros besos.
No te importó.
No pienso volver a correr el riesgo.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
viernes, febrero 08, 2019
martes, 5 de febrero de 2019
Esta noche voy a un tributo
Los viejos grupos de rock, sobre todo Led Zeppelin, me hacen sentirme conectada a mí como ser continuo. Leí hace poco que nuestras células se renuevan cada cierto tiempo y que hay un intervalo temporal en el que nuestros yos en los extremos son completamente diferentes. A mí los rift de guitarra me obligan a no renunciar a partes puras de mí que se presuponen mutadas o perdidas.
Una carrera en el parque de Colón, una primavera con un sol que no llega a ser de justicia. Demostrar ser rebeldes y diferentes con concursos de matemáticas, en los que en realidad casi concursaba para ser digna de ti. Pantalón pirata, camiseta gris con la cara de una mujer, zapatillas blancas. Queen en la retaguardia, The Doors en mi corazón para siempre.
¿Sabes que a todo el que pasa le doy un trocito de tu yo mutado y perdido? "Toma, para ti. Así amé una vez." De esa manera tan entregada, caótica y egoísta. Con esta banda sonora me llevé por delante a todo lo que quise, porque la prioridad era descubrir el mundo. Abandonando aquella banda sonora aprendí a querer de otras maneras, más o menos intensas, nunca sabría decir si mejores o peores. Casi todas esas maneras, sobre todo el sufrimiento desprendido, han quedado en este blog recogidas. Las formas de no ser querida, las formas que tuvo el destino de devolverme los corazones rotos en la adolescencia.
Mientras, tú pasabas de ser persona a un recurso literario, una metáfora de la simplicidad del primer amor, el espectro del deber inamovible de amar.
Ahora he cambiado, procuro que me den y dar la mano además del alma. Pero te juro que el recuerdo de aquellos suspiros, el recuerdo de quererte de esa manera no lo cambio por nada. Por eso sigo escuchando Led Zeppelin.
"Querido lector, probablemente amigo, quizás alma escondida, quizás verdugo morboso. Toma, para ti. Así amé una vez. Nunca más volví a hacerlo así. Nunca más quiero hacerlo. No uses esto en tu beneficio."
Pensado (o soñado) por
María
a
martes, febrero 05, 2019
lunes, 28 de enero de 2019
Detrás de un muro infinito
Mientras su mueca burlona,
a la fuerza tierna,
se hace píxeles indistinguibles.
Mientras dejo de ver,
de pena que guiña el ojo,
de resignación impuesta.
Mientras me hago mayor
tesoro distante,
mujer de recuerdos añejos.
Paladeo mi libertad,
recupero las tijeras
y ya no hay barrotes de lana,
acero de mentiras,
ni soga de carbones.
Tu mueca de éxtasis,
a la fuerza alienante,
se hace exponencialmente ajena.
Y ventilo de mis noches
tus puñetazos de alma
nunca más impuestos.
Mientras,
me hago mayor,
beso cercano,
mujer de futuro claro.
a la fuerza tierna,
se hace píxeles indistinguibles.
Mientras dejo de ver,
de pena que guiña el ojo,
de resignación impuesta.
Mientras me hago mayor
tesoro distante,
mujer de recuerdos añejos.
Paladeo mi libertad,
recupero las tijeras
y ya no hay barrotes de lana,
acero de mentiras,
ni soga de carbones.
Tu mueca de éxtasis,
a la fuerza alienante,
se hace exponencialmente ajena.
Y ventilo de mis noches
tus puñetazos de alma
nunca más impuestos.
Mientras,
me hago mayor,
beso cercano,
mujer de futuro claro.
Pensado (o soñado) por
María
a
lunes, enero 28, 2019
miércoles, 9 de enero de 2019
Las tonterías que se vinieron conmigo tras la separación
A veces, me recuerdo a ti. Veo esa huella que dejaste en mi personalidad, eso que yo adquirí de ti sin darme cuenta. O tal vez todo aquello que yo ya compartía contigo, pero que solo veía en ti.
Me sorprendo con un sentido del humor que llega de repente, entre la seriedad de los chavales de notable-sobresaliente de clase media de instituto público, esos que leen novelas de utopías y distopías.
Me veo construida a partir de caídas, de las mías y de los que yo lancé al vacío con total impunidad. Me sé completamente diferente, sostenida por los recuerdos que he ido atesorando e idealizando a lo largo de estos años. Recuerdos que no me pesan y que romantizan a mi personaje.
Es ese personaje el que tiene algún pedacito de ti en su interior, el que gasta una broma boba, pero no evidente. Y entonces te veo a ti con mi diadema blanca puesta en los ojos y una mueca divertida en la boca mientras dices
"Hola, vengo del futuro para traerte un puto detergente"
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
miércoles, enero 09, 2019
lunes, 7 de enero de 2019
No te llevas nada
No te llevas nada porque nunca me diste nada.
Tú entraste en mi mundo. Yo te di mi pasado, mis amigos, mis parques de atracciones. Te regalé mi alegría, mi desenfado y mi música, te llevé conmigo a mis conciertos. Dejé que bailaras con mi libertad.
Te abrí las puertas de mi casa, para que fuera también tuya. Pero tu casa nunca fue mía.
Te abrí de par en par las puertas de mi universo, para que dispusieras de él a tu antojo. Y eso hiciste, mientras yo luchaba porque solo me importara darte, porque no podía esperar recibir ni un trocito de tu vida pública.
Solo me dabas palabras, y palabras querías. Querías amarrar tu autoestima con mis palabras, que te vendí, que prostituí por las migajas de tu tiempo sobrante, o de tu tiempo racaneado.
¿Qué te llevas de mí?
Dime.
Si las palabras ya se las ha llevado al viento.
Si el sexo se vaporiza en mi realidad, si solo te vale a ti para seguir traicionando.
Si todo lo real te lo di yo a ti.
Y en mí permanece.
Mi alegría y mis "lokuras".
Mis parques de atracciones.
La libertad que querías arrebatarme.
La música que solo es mía, y mi voz.
Lo mejor es que en mí permanece lo que nunca te di. Momentos de mi infancia. Y la playa. He pensado que puedes contaminar muchas cosas, pero no has podido instrumentalizar, como hiciste con todo lo que te di, mi playa. Playas en todas las estaciones del año, tranquilas, por las que he paseado sola tantas veces queriendo buscar en las dunas una respuesta a tantos sentimientos. Playas de mi niñez y de mi adolescencia, de reflexión, de familia y enamorados.
A mí el mar me mira a los ojos mientras tú te atiborras de gambas en un chiringuito.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
lunes, enero 07, 2019
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