martes, 5 de febrero de 2019

Esta noche voy a un tributo

Los viejos grupos de rock, sobre todo Led Zeppelin, me hacen sentirme conectada a mí como ser continuo. Leí hace poco que nuestras células se renuevan cada cierto tiempo y que hay un intervalo  temporal en el que nuestros yos en los extremos son completamente diferentes. A mí los rift de guitarra me obligan a no renunciar a partes puras de mí que se presuponen mutadas o perdidas. 

Una carrera en el parque de Colón, una primavera con un sol que no llega a ser de justicia. Demostrar ser rebeldes y diferentes con concursos de matemáticas, en los que en realidad casi concursaba para ser digna de ti. Pantalón pirata, camiseta gris con la cara de una mujer, zapatillas blancas. Queen en la retaguardia, The Doors en mi corazón para siempre.

¿Sabes que a todo el que pasa le doy un trocito de tu yo mutado y perdido? "Toma, para ti. Así amé una vez." De esa manera tan entregada, caótica y egoísta. Con esta banda sonora me llevé por delante a todo lo que quise, porque la prioridad era descubrir el mundo. Abandonando aquella banda sonora aprendí a querer de otras maneras, más o menos intensas, nunca sabría decir si mejores o peores. Casi todas esas maneras, sobre todo el sufrimiento desprendido, han quedado en este blog recogidas. Las formas de no ser querida, las formas que tuvo el destino de devolverme los corazones rotos en la adolescencia. 

Mientras, tú pasabas de ser persona a un recurso literario, una metáfora de la simplicidad del primer amor,  el espectro del deber inamovible de amar. 

Ahora he cambiado, procuro que me den y dar la mano además del alma.  Pero te juro que el recuerdo de aquellos suspiros, el recuerdo de quererte de esa manera no lo cambio por nada. Por eso sigo escuchando Led Zeppelin.

"Querido lector, probablemente amigo, quizás alma escondida, quizás verdugo morboso. Toma, para ti. Así amé una vez. Nunca más volví a hacerlo así. Nunca más quiero hacerlo. No uses esto en tu beneficio."

0 regalitos:

Publicar un comentario

Lo más leído