lunes, 7 de enero de 2019

No te llevas nada


No te llevas nada porque nunca me diste nada.

Tú entraste en mi mundo. Yo te di mi pasado, mis amigos, mis parques de atracciones. Te regalé mi alegría, mi desenfado y mi música, te llevé conmigo a mis conciertos. Dejé que bailaras con mi libertad.

Te abrí las puertas de mi casa, para que fuera también tuya. Pero tu casa nunca fue mía.

Te abrí de par en par las puertas de mi universo, para que dispusieras de él a tu antojo. Y eso hiciste, mientras yo luchaba porque solo me importara darte, porque no podía esperar recibir ni un trocito de tu vida pública.

Solo me dabas palabras, y palabras querías. Querías amarrar tu autoestima con mis palabras, que te vendí, que prostituí por las migajas de tu tiempo sobrante, o de tu tiempo racaneado.

¿Qué te llevas de mí?
Dime.
Si las palabras ya se las ha llevado al viento.
Si el sexo se vaporiza en mi realidad, si solo te vale a ti para seguir traicionando.

Si todo lo real te lo di yo a ti.

Y en mí permanece.
Mi alegría y mis "lokuras".
Mis parques de atracciones.
La libertad que querías arrebatarme.
La música que solo es mía, y mi voz.


Lo mejor es que en mí permanece lo que nunca te di. Momentos de mi infancia. Y la playa. He pensado que puedes contaminar muchas cosas, pero no has podido instrumentalizar, como hiciste con todo lo que te di, mi playa. Playas en todas las estaciones del año, tranquilas, por las que he paseado sola tantas veces queriendo buscar en las dunas una respuesta a tantos sentimientos. Playas de mi niñez y de mi adolescencia, de reflexión, de familia y enamorados.


A mí el mar me mira a los ojos mientras tú te atiborras de gambas en un chiringuito.






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