martes, 19 de junio de 2018

Solitude

Me pregunto si piensas en mí mientras recorro las calles de una ciudad extraña. Actúo, actuaba, como si presenciaras cada paso, cada raya que evito entre los adoquines. Sé que no te voy a encontrar a la vuelta de la esquina, pero quizás te encuentre arriba, en una ventana.  Vivir alternadamente me ha hecho aprender a hacer mío el suelo. El aire sigue siendo muchas veces raro.

Me siento autónoma, a la fuerza sonriente. Miro las casas antiguas y me imagino que ninguno de mis antepasados puede recordarlas. Entro en el supermercado a que se me pasen los minutos. Bonjour, madame. Merci bien. Passez une bonne soirée. 

Se hace de noche. A ese cielo no tengo que hacerlo mío. Es el mismo que el tuyo. Es el que empequeñecía nuestros problemas, cosa que yo no entendía. Ya sé que no me espías, que no me estarás viendo. ¿Me estarás pensado quizás, durante una milésima de segundo? ¿Te acordarás alguna vez de la noche del eclipse? Yo llevaba un vestido morado y tú la camiseta verde clarita, creo. 

¿Quién se acordará de mí, en el próximo minuto, mientras vuelvo a empezar de cero?

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