jueves, 8 de diciembre de 2016

Tu torso invisible y su poema de noche

Soy incapaz de recordar tu pecho, lo mezclo con miles de pieles y relieves. No puedo recordar los lunares de tu torso, quizás nunca los miré realmente. Aunque no tenga sentido, podría ser de un color completamente diferente al resto de tu cuerpo. Es tan difícil de visualizar que intentarlo, como un mero ejercicio, y no tener éxito me reconforta y casi se me olvida la otra cosa en la que estaba pensando. Y entonces le escribo esto al que presentiste pasando el puente de la playa:

Aquella noche la avenida
estaba llena de proyectos.
Azahara estaba en su Medina,
tú y yo intuíamos nuestros sueños.
Podrías ser mil personas
que estarían con mis mil reflejos,
pescaríamos con descaro
un futuro con mil anzuelos,
una noche para estar solos,
siendo chulos entre tequieros.

Fuimos agotando las balas,
renunciamos a volar sin miedo,
olvidamos nuestras promesas
y no fuimos más ni fuimos menos.
Tú te fuiste a un mundo frío,
poco andaluz, que yo no entiendo,
y yo me llevé Andalucía conmigo,
como jamás pensamos hacerlo.

Yo, como prometí, navego en las matemáticas.
Tú, como jamás pensaste, eres uno de tantos ingenieros.

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