Creo que las mañanas de domingo son iguales en todas partes, o que vuelven a todas las ciudades iguales durante unas horas. Miras al suelo, escuchar el silencio de la gente sin prisa, el canto de los pájaros que todavía pueden hacerlo y buscas un sitio abierto.
No. Todo se vuelve diferente. Aquí no hay un bar para tomarte una tostada con jamón. El domingo ya comienza con otros aires.
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