¿Qué despiertas en mí ahora que sonrío si te leo?
¿Qué pasa si tu crueldad ya solo me despierta ternura?
¿Qué ocurre si tu cara me resulta ajena?
Ocurren cosas maravillosas.
Pasa que puedo reciclar mis rincones.
Despiertas ganas de acariciarte el cabello y seguir mi camino.
Y es que la tía que vive dentro del móvil tiene toda la razón, cuando escribo tu nombre y me lo cambia a diminutivo.
miércoles, 24 de agosto de 2016
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