lunes, 3 de mayo de 2010

Cómo ser otra vez yo con más cosas asumidas

El guepardo escuálido volvió a irrumpir en el camino por sorpresa y rozó su piel con mi mano.
Me invitó a su casa y accedí. Seguí al cuadrúpedo experto en juventud con mi juventud experimentada.

Su casa se rodeaba de un paisaje selvático perfectamente ordenado con una vegetación que me acariciaba la piel, haciendo olvidar cualquier vestigio de las heridas.

No quise adentrarme absolutamente porque la prudencia me haría volver.

Interesante la cariñosa ambigüedad de como me trata este animal.

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