Me da miedo oírte por si es la última vez que te escucho. Por si ya no quieres hablarme, o por si ya no quiero entenderte. Y retengo esa penúltima vez en un cajón que no abro, para que la última sea cuando yo quiera.
He aprendido a romper papeles para destrozarlo todo, a resquebrajar el pasado y reírme de mi estupidez. Sé que florecen las jacarandas y todo mi corazón se multiplica por cinco. Soy consciente de que los personajes de mis sueños tienen un ojo morado, como el color de mi bandera. Y no me da miedo ser, ni tampoco no estar.
Y aún así Parménides a veces no me deja vivir, quitándome el movimiento de las circunstancias. Déjame aceptar que todo se mueve, o remuévemelo todo por dentro. Tú eliges.
1 regalitos:
No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos, los grandes parpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.
Eres sabio y cobarde, estas herido en las mujeres humedas, tu pensamiento es solo recuerdo de la ira.
Antonio Gamoneda
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