sábado, 9 de mayo de 2015

12 en total, como diciembre.

     La tiró por la ventana y salió un tres. Odiaba el tres, lo detestaba por ser anodino y seco, por ser común. Dios santo, ¿qué clase de futuro le esperaba con un tres? Lo vio claro, con una sonrisa de disimulo abandonó el jardín, el tablero de juego.

   Lo que no sabía es que por las otras cinco caras tenía dibujado un cuatro, su número preferido.

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