lunes, 22 de enero de 2018

Los cuadraditos de la acera rompieron el motor

Lourdes llevaba ya como quince hijos en su haber y a estas alturas de la película no le importaba para nada experimentar. Así que allí estaba su bebé de dos meses en aquel dispositivo de movimiento autónomo. En la casa funcionaba bien, más o menos como el robot de limpieza, pero en la calle la cosa se complicaba. La chiquilla estuvo al borde de caerse en dos o tres arriates.

Mientras tanto, la otra parte de la familia había ido al local de videojuegos, con los cedés debajo del brazo. No pensaron que las videoconsolas no eran compatibles y, tras pelearse un buen rato con el dueño, optaron por tomarse un chocolate caliente. 

No estuvo mal. Al fin y al cabo habían estado en familia.

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