jueves, 12 de octubre de 2017

Tu recuerdo sabe a madera


Hay emociones que me saben a madera. Me veo irrumpiendo en tu casa minúscula, en tu verde que contrastaba con mi naranja. He olvidado casi por completo como era la ilegalidad social de desearnos.  Porque nuestra casa de París nunca fue como ninguna de nuestras otras casas, que no sabían a madera.

Me sumerjo, instintivamente, en las sábanas de nuestro amor, que era nuestro cómplice y que destruyeron tus creencias. 

Y ahora estás casado. Tu pragmatismo quizá te haya hecho deshacerme y reconstruirme para tu comodidad. 

Y ya nunca sabré de ti.

Pero tampoco lo necesito, porque estás en la caja de madera de mi corazón.  

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