domingo, 6 de marzo de 2016

Mescalina

     Recuerdo el libro que me regalaste y se me encoge de nuevo el corazón. Como un recuerdo del poder del primer amor. También me veo buscando desesperadamente años después una respuesta entre sus páginas. Y ahora me siento a mí, valorando el chaval que fuiste como simplemente puro. 

    ¡Cómo cambian las puertas de la percepción con cada año que pasa! ¡Cómo se esclarece todo! ¡Cómo aprendes a no arrepentirte y a perdonarte! 

      El tacto de la ropa de un hombre siempre será mi mano en tu espalda tocando tu camiseta. Porque eso soy yo, al margen de ti. Yo soy tu sombra sobre mí y soy tu juventud. Todo pasado y nada presente. 

     Y miles de caminos para llevar los cristales de nuestro espejo conmigo. 

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