¿Qué hacías con una taza blanca mirando a ese lugar entre mis ojos y el infinito? Él me dijo entre risas que qué estaba haciendo, tan despreocupado de lo que pudiese sucederme como siempre. Yo le dije que eras tú, pero no pareció importarle.
Ya no hablabas, tal y como prometiste. Estabas allí de casualidad, no esperabas encontrarme entre las habitaciones de los armarios y las conferencias. Ibas vestido igual que la sombra de la bicicleta y tus ojos eran como cuchillas de algodón. Te busqué desesperada pero disimuladamente y me esquivaste, como prometiste.
Supongo que todo tenía que ver con los "Ojos de perro azul" de García Márquez que leí ayer. Y es que creo que si tu estabas soñando lo mismo, nunca lo recordarás. Y que este blog de sueños son mis "Ojos de perro azul".
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