viernes, 23 de noviembre de 2012

Femme terrible

Para mí es difícil ser indiferente hacia lo indiferente porque en realidad todo me produce reacciones. Son reacciones bastante pasionales para bien o para mal que me definen como una persona difícil de tratar.

No me importa.

No me inclino hacia las posibilidades de las consecuencias futuras. Digo lo que siento, actúo como siento y acepto la periódica soledad como un tedioso remanso de castigo. Es el precio a pagar por estar tan llena de sentimientos. Y los sentimientos no son buenos, también existen el odio, el rencor y la venganza. Algunos lo reprimen y les quema por dentro la hipocresía infinita de quedar bien delante de los demás.

No puedo ser así.

Me enveneno demasiado,  porque soy egoísta. Me corroe la envidia y me fascinan los celos. 
Y lloro de felicidad cuando encuentro alguien que me quiere y alguien por quién hacer cosas que merezcan la pena.
Y lloro de rabia ante las incongruencias, ante las mentiras de la gente hacia sus propias almas.
Y río de pena cuando me siento me siento mal entre mis lágrimas habituales.
Y cuando amo te lo doy todo, te doy mi risa, mis enfados, mi cariño y toda mi tristeza.

No quiero mentir, y sobre todo no quiero engañarme a mí misma.

Por eso algunos dicen que estoy loca y que no soy buena persona.

Ya sé que no soy buena, pero no me sentiría bien siendo buena, me siento bien siendo humana.

1 regalitos:

Anónimo dijo...

Responde al perfil del personaje de una novela que estoy escribiendo. ¿Podrías decirme algo más de la mujer que describes?
abrilmen@gmail.com

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