jueves, 6 de diciembre de 2012

Satélite


Me duele tanto que me olvides. Es como morir en vida, como quemarme por dentro y volver a ser ceniza.

Y me siento como un zapato que ya no te vale, porque has crecido. Y me encojo cada vez más sobre mí misma.

Me duele no ser, aunque pueda estar.

Las personas no existen más que en la cabeza de los demás. Las personas no son personas, son lo que tú quieres que sean. Son libretas en tu mente las que escribes sus características, ya sean verdaderas o falsas. Por desgracia, tenías una goma de borrar.

No me gusta mirar las estrellas porque no me gusta sentirme pequeñita. No me gusta sentirme una de tantas.

Me gustaría ser la luna. Es pequeña pero está cerca y es más hermosa que cualquier estrella lejana y enorme. Me gustaría ser tu luna, un satélite revoltoso.

Pero no soy más que una maldita estrella lejana que murió hace tiempo, de la que solo llegan retazos de una luz mortuoria. Un estrella a la que solo le puedes hablar de cariño cuando alcanzas a verla.

No me gusta, lo odio, te odio. Te odio por ser tu estrella. No lo puedo evitar, te odio porque no me quieres. Te odio porque realmente no te puedo odiar, solo tratar de sonreírte mientras te voy borrando con tu goma de borrar.

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