sábado, 9 de junio de 2012

Sueño Demente

La madre de Katy se había divorciado y en la familia convivían ahora con un hombre en apariencia simpático. De buen aspecto, siempre aseado, camisa rosa a juego con las mejillas de su nueva novia. Todo parecía ir bien, todos se respetaban. Pero había algo que a Katy le olía a plástico, a artificial, algo de aquella situación le parecía una mentira y le daba miedo descubrir qué podría ser.

Su padre también recelaba de aquel hombre, Rod, le parecía todo fachada, como si detrás de esa amplia sonrisa se ocultara un secreto impronunciable. Le había transmitido innumerables veces sus sensaciones a Francine, su exmujer, pero ¿qué potestad tenía él ya para decir nada?

Una noche, Francine despertó a sus ocho hijos y les dijo que debían ir a un lugar importante. En pijama, los hermanos de la familia siguieron al novio de su madre hasta la camioneta familiar, que les llevó a un viejo cobertizo que había en el bosque. Una vez allí, la pareja puso a todos los hermanos en hilera y, con una azada empezaron a arañar las cabezas de los niños hasta que los chorreó sangre por la frente.

Sí, ese bosque era genial para asustar a sus habitantes. Todos salieron gritando despavoridos. Era Halloween. "Necesitaban caramelos."


Algunos llegaron al centro comercial, donde los confundieron con delincuentes dementes, y los detuvieron. Katy, por suerte, pudo llegar a un baño fingiendo ser un siniestro payaso. Se limpió la cara y llego a tiempo a la parada para coger el autobús.

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