Mi amigo tiene un dios
que me da lecciones de vida.
Sus actos, casualidades, no importa,
para mí son ironías.
Lo importante: lo que se espera.
En cada error reflejado
sé que soy más sincera.
En cada fallo menos autómata,
más exigente, menos controladora,
más visceral, más persona.
miércoles, 30 de mayo de 2012
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1 regalitos:
¡El libre albedrío!
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