sábado, 22 de agosto de 2015

Frac

      La última vez que estuve en la heladería de la Plaza de la Flores le confesé a mi madre que tenía miedo. Hoy he regresado al mismo sitio. Han pasado más de cuatro meses. Me he tomado un helado diferente, pero he de confesar que mi miedo es bien parecido.

      Cuando mis propósitos contra mis miedos se hacen fuertes, me doy cuenta de que me da miedo luchar sola. Me percato de que incluso puede ser que al luchar sola ya esté sola, como siempre. Y así pago mi deuda con el mundo y conmigo misma.

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