No podía levantarme, no hasta que recibiera su llamada, pero era demasiado arriesgado. Nadie sabía nada de él desde hacía años, yo ni siquiera lo conocía. Lo único que se sabía es que Melquiades lo controlaba y no quería dejar de hacerlo.
Ya de madrugada la pantalla de mi teléfono móvil se iluminó, él me llamaba. Me apresuré a cogerlo antes de que el tono despertara a alguien.
Con miedo ante la incertidumbre de lo que acontecería me acerqué el aparato al oído -Gracias por llamarme, muchísimas gracias.- Le susurré.
Solo recibí como respuesta una respiración profunda y el sonido de la tecla de su teléfono para colgar. Al unísono se oyó la puerta de mi casa. Era imposible, mi padre estaba durmiendo y nadie más podría entrar en mi casa. Entonces lo supe: Melquiades.
Apareció de forma lúgubre en el pasillo, era muy grande, pero tendría unos 16 años, su pelo le llegaba a los hombros y era rubio y destacaba enormemente su fealdad. Se dirigió hacia mí y mi miedo se acrecentaba....
Desde entonces no puedo huir de él, aparece siempre por la noche, da igual que bloquee todas as puertas y ventanas, él consigue abrirlas. Nunca habla, su paso es muy rápido y su expresión
seria...
jueves, 25 de febrero de 2010
miércoles, 24 de febrero de 2010
El Tiempo Pasa - Pablo Milanés
Ésta es una canción que mi madre me ponía de pequeña y que ultimamente ronda mi cabeza. Quiero compartirla con vosotros.
Habla de como se marchita el amor con el paso del tiempo, del cansancio, la monotonía...
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.
Pasan los años,
y cómo cambia lo que yo siento;
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento
formaban parte de una verdad.
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de temor.
Vamos viviendo,
viendo las horas, que van muriendo,
las viejas discusiones se van perdiendo
entre las razones.
A todo dices que sí,
a nada digo que no,
para poder construir la tremenda armonía,
que pone viejos, los corazones.
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.
Habla de como se marchita el amor con el paso del tiempo, del cansancio, la monotonía...
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.
Pasan los años,
y cómo cambia lo que yo siento;
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento
formaban parte de una verdad.
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de temor.
Vamos viviendo,
viendo las horas, que van muriendo,
las viejas discusiones se van perdiendo
entre las razones.
A todo dices que sí,
a nada digo que no,
para poder construir la tremenda armonía,
que pone viejos, los corazones.
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.
Pensado (o soñado) por
María
a
miércoles, febrero 24, 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
Dos Palabras II
Porque me dices por qué, Dos palabras.
Pensado (o soñado) por
María
a
jueves, febrero 18, 2010
domingo, 14 de febrero de 2010
Comida China en San Valentín
En una de las más grandes urbes nocturnas con cientos de luces de coches, ventanas y farolas, diminutas como luciernagas, se encuentra un barrio variopinto. Es el barrio de los restaurantes, grandes y pequeños, cutres y para la alta sociedad.
La singularidad del barrio se caracteriza por el hecho de que instalaciones (la mayoría de comida oriental) muy distintas se encuentran una al lado de la otra:
En un callejón está un restaurante de comida china, sin muchos recursos. Es un buffet libre cuya comida se encuentra repartida en una mesa a largada en el centro de el pequeño espacio. Los manteles son de cuadros, las paredes amarillas y las servilletas de papel.
En su parte trasera, mirando hacian la gran avenida el restaurante asiático más famoso de la ciudad nos intimida. Su techo es altísimo, sus paredes oscuras y sus luces tenues. Para poder disfrutar de un mesa en este día de San Valentín y poder pisar el marmol pulido y trabajado de la entrada hubiera sido necesario reservar mesa hace tres meses.
La singularidad del barrio se caracteriza por el hecho de que instalaciones (la mayoría de comida oriental) muy distintas se encuentran una al lado de la otra:
En un callejón está un restaurante de comida china, sin muchos recursos. Es un buffet libre cuya comida se encuentra repartida en una mesa a largada en el centro de el pequeño espacio. Los manteles son de cuadros, las paredes amarillas y las servilletas de papel.
En su parte trasera, mirando hacian la gran avenida el restaurante asiático más famoso de la ciudad nos intimida. Su techo es altísimo, sus paredes oscuras y sus luces tenues. Para poder disfrutar de un mesa en este día de San Valentín y poder pisar el marmol pulido y trabajado de la entrada hubiera sido necesario reservar mesa hace tres meses.
Pensado (o soñado) por
María
a
domingo, febrero 14, 2010
viernes, 5 de febrero de 2010
Arañitas
Queridos recuerdos, querido inconsicente:
Por favor, no me hables más. Quiero que se vayan las arañitas de mi cerebro.
Por favor, no me hables más. Quiero que se vayan las arañitas de mi cerebro.
Pensado (o soñado) por
María
a
viernes, febrero 05, 2010
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