Ya de madrugada la pantalla de mi teléfono móvil se iluminó, él me llamaba. Me apresuré a cogerlo antes de que el tono despertara a alguien.
Con miedo ante la incertidumbre de lo que acontecería me acerqué el aparato al oído -Gracias por llamarme, muchísimas gracias.- Le susurré.
Solo recibí como respuesta una respiración profunda y el sonido de la tecla de su teléfono para colgar. Al unísono se oyó la puerta de mi casa. Era imposible, mi padre estaba durmiendo y nadie más podría entrar en mi casa. Entonces lo supe: Melquiades.
Apareció de forma lúgubre en el pasillo, era muy grande, pero tendría unos 16 años, su pelo le llegaba a los hombros y era rubio y destacaba enormemente su fealdad. Se dirigió hacia mí y mi miedo se acrecentaba....
Desde entonces no puedo huir de él, aparece siempre por la noche, da igual que bloquee todas as puertas y ventanas, él consigue abrirlas. Nunca habla, su paso es muy rápido y su expresión
seria...
