miércoles, 20 de octubre de 2010

Bola de Acero

La Tía de María también se llamaba María, y vivía en una extensa ciudad en Alemania. Su piso se situaba en el centro de la ciudad, en una gran urbanización que conectaba su patio interior por una de las calles más céntricas por dos accesos. El primer acceso constaba de la típica puertecita con barrotes rodeada de intenso ladrillo rojo. El otro acceso era mucho más especial.

El centro del patio interior estaba custodiado por una hermosa fuente pegada a la pared surtida por un chorro que emanaba de una boca estilizada junto con una especie de alambres metálicos. El agua estancada en la espaciosa cavidad acertaba a escapar por un pequeño pasillo de agua que bordeaba la pared, reforzado por un ancho poyete por el que se podia pasear tranquilamente.

El pasillo de agua le daba la vuelta al edificio hasta terminar en una gran cascada. Junto a ella una prominente escalinata completaba el acceso.

"Estad atentos a la fuente. Hoy es el día del concurso tradicional de la ciudad. A las 9 en punto, recordad" dijo la tía María.

A las 9 Jesús y María miraban a la fuente solos y desconcertados. Cuando el Reloj Central dió las 9 campanadas de la boca de la fuente surgió una bola de acero que se deslizó por los alambres hasta llegar al pasillo de agua. De noche el panorama era aún más espectacular, con un sistema de iluminanción que reflejaba el agua en la escalinata blanca. La persiguieron pero la bola cayó por la cascada y fue a parar a uno de los parques de la ciudad donde todos los ciudadanos debían atraparla.

Fundido en negro... Un gran fundido en negro.




Soy María ¿Qué hora es? Las 9 menos un minuto del Domingo. Jesús está a mi lado, mirando contrariado una fuente en la pared. Las campanadas. Una bola sale de la boca en la pared.


"Jesús, ¡corre! Coge esa bola, ¡cógela! Mi tía quería que la tuviésemos por alguna razón"


Jesús la coge y se la mete en el bolsillo. En el parque todos esperan que la bola caiga. Pero no llega, algunos deciden adentrarse en el patio interior. Jesús y yo nos escondemos hasta que vemos una autobús de una excursión escolar y decidimos entrar.


Jesús en un lado del pasillo, yo en el otro, en el único asiento roto que no tiene respaldo. El autobús va cada vez más rápido hasta que frena y la bola de acero cae del bolsillo de Jesús. Todos, absolutamente todos en el autobús giran la cabeza, nos mirán con los ojos desorbitados y se abalanzan hacia nosotros.

Fundido en negro: Una plaza, pingüinos que caen del cielo aplastando palomas.

viernes, 15 de octubre de 2010

Vuelvo a Llorar

Hoy puedo llorar por alguien que no eres tú

Porque no era lo que reía,
no era lo que sufría

Hoy puedo llorar y sonreír
puedo llorar y esperar
y saber que me esperarán

Ya no lloro de rabia,
ya no lloro de impotencia,
ahora lloro por algo muy diferente:
por alguien que no eres tú.



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sábado, 9 de octubre de 2010

Días Importantes

Los días importantes no dependen del tipo de sentimiento que experimentes, sino de su intensidad.

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