Me cuesta mucho escribir en mis periodos de felicidad. Parece que solo la cuerda de la tristeza guía mi manos desde la cruceta de las emociones. Me pregunto si solo sé escribir reproches, amores imposibles. Por qué es un necesidad de terapia para mí. y no un regalo, por ejemplo, para el hombre que duerme a mi lado.
Hace unos meses mi hermana nos regaló, a ella y a mí, un cuaderno enorme y precioso, donde escribirnos la una y la otra. Y nos cuesta horrores escribir. Quizá porque es difícil escribirle a alguien que no seamos nosotras mismas o no sea un desconocido.
Escribir la tristeza es dual y contradictorio. La eterniza para el mundo y la borra para ti.
Después de diez año escribiendo en este blog, vuelvo la vista atrás y me pregunto: ¿Es realmente esta la persona que quiero que recuerden? ¿Esta María rota, agitada, melancólica, alterada?
¿Seré capaz de romper los barrotes de mi propio personaje?
martes, 24 de septiembre de 2019
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