miércoles, 26 de octubre de 2016
Ni olvido, ni una.
Echaba de menos el pueblo. Al principio se deprimió, luego encontró la solución: jugar. Descubrió que podría jugar con todo mientras ocupaba la mente en no pensar en nada. Y estuvo jugando, hasta que volvió al pueblo. En el pueblo echaba de menos el pueblo. Y siguió jugando entre los escombros de la posguerra.
Pensado (o soñado) por
María C.C.
a
miércoles, octubre 26, 2016
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