No sé si era tarde o era noche. Sé que estaba oscuro, o al menos lo estaba mi corazón. Tú, sentado en el sofá y yo, de pie, mirándote fijamente. En aquella oscuridad iluminada por un flexo te canté de cabo a rabo Ojalá, de Silvio Rodríguez.
Tú sonreías. "Qué bien cantas Mariquita".
Yo te estaba diciendo adiós.
lunes, 8 de agosto de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo más leído
-
Sabía que estaba contenta. Pero no sabía que en mi vida adulta describiría en mi cabeza ese día como uno de los más felices de mi vida. ...
-
Esto lo escribí mientras una tarde oscura taladraba mis recuerdos en una parada de autobús: París, 11 de Octubre de 2013. Me he ...
-
He creado un segundo aquí mismo, bajo tus pies, sobre la mesa para mis amigas. Se destruirá en el segundo siguiente o quizás, c...
-
"Las enormes estatuas de mármol me persiguen en mis sueños. Pretenden ser griegas, antiguas, místicas." En la gran avenida de una...
-
Tras meses sin publicar me gustaría compartir con todos y en especial con mis amigos un pensamiento que especialmente hoy me recorre los en...
-
Elevaste la vista mientras mis dedos acababan de enredarse en tu cabello. "Prométeme que nunca perderemos el contacto," me dijis...
-
En estos casi dos años he pensado algunas veces en este blog. He pensado en cerrarlo, en cambiarle el nombre, en archivarlo porque, aunque ...
-
Me he despertado Y olía a ti, después de un sueño, pesadilla vil. Venías por casualidad y no me amabas y sí. En la distancia...
-
Había escrito te quiero mil veces. Una misma respuesta para un centenar de preguntas. Ahora se arrepentía mientras caminaba con parsimonia....
-
Cada día la clase era en un sitio diferente. Lo habían cambiado todo. El complejo de edificios me recordaba a la universidad en París, pero...
0 regalitos:
Publicar un comentario