Mi vida sin quererte es un escenario repleto de actores en un teatro vacío.
Y fíjate bien en que digo sin quererte y no sin ti. Ya me enseñé a vivir sin ti, a sonreir sin ti, a soñar sin ti, a besar sin ti... Pero nunca me imaginé que tendría que enseñarme a no quererte. Son tantos años...
Y es que... hoy iba hacia la facultad, y creo que puedo describir cada minucioso detalle de ti, cosas en las que nadie se fijaría. Es que si te describo, me paro a disfrutar cada milímetro. Desde ese pelo voluminoso un poco claro, imposible de peinar, pasando por la mirada vidriosa y un poco perdida de tus ojos claros y, siempre recordado con una sonrisa, aquel hoyito del pecho.
Increíble si con esta entrada no te das cuenta de que eres tú el centro de casi todas ellas.
Pero me estoy enseñando a no quererte, y ya casi no te quiero, y cuanto más me olvido de quererte, más se vacía mi vida de vida, y más se llena de inertes intentos de felicidad.
martes, 18 de enero de 2011
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