lunes, 29 de agosto de 2016

Una respuesta que te di mil veces

     Era intenso, pero rara vez fue tierno. Tenía la sensación de estar en mi película de zombies preferida intentando quererlos a todos. No me gustaban, no me gustaban tus besos. Y tenían que gustarme "por cojones".

domingo, 28 de agosto de 2016

No soy

No soy.
Que no es que no esté.
Que tampoco.
Tampoco soy Gretel.
Ni migas de pan.
Ni migajas.
Ni siquiera gajos
de tu media naranja.

sábado, 27 de agosto de 2016

Un grupo que odio, por transitividad, me ha robado este título.

     A veces siento que voy a explotar, que me van a salir palabras de todos los entresijos de mi cuerpo. Me agarro al tronco de un árbol de la alameda, junto al cine de verano. En su tronco vivían las hormigas. Abrazo ese tronco con desesperación, como si de un momento a otro me fuera a hacer subir mágicamente hasta la copa, como si las hormigas fueran a comerse las palabras que llevo dentro.


      Arden, me queman y me oprimen el vientre, el pecho, la garganta. Quiero vomitarlas, pero odio vomitar. Hay una barrera de consciencia. Yo lo intento, te lo juro, pero me siento enfermar en mi proyecto de tener la mente limpia. Quizás solo sea síndrome de abstinencia. 

        

En realidad solo estoy cansada

Llévame con el viento. Llévame con las algas.

LLévame.

LLévame.

Como si la LL fuese de nuevo una letra, una sola. O la CH.

Mis diccionarios obsoletos que tuve que cambiar, en realidad siguen conmigo, Son una copla de Doña Concha, que arremeten contra lo que debería ser, contra lo que afirmo que es mi manera de pensar.

Escucho una nota, un mi que se transforma en ti.

¿Qué he hecho? Dios tuyo, ¿qué he hecho con nuestros besos y abrazos? Los he confundido con el ruido, los he usado para odiar un poco menos la copa de cerveza que tenía que delante, que  he aceptado a regañadientes, serrándome la espalda, como mi amigo.

Mi bicicleta iba muy rápido, sin coches ni semáforos que la detuvieran. No he sido capaz dejarla en el local vélo.


miércoles, 24 de agosto de 2016

Sigue funcionando

¿Qué despiertas en mí ahora que sonrío si te leo?
¿Qué pasa si tu crueldad ya solo me despierta ternura?
¿Qué ocurre si tu cara me resulta ajena?

Ocurren cosas maravillosas.
Pasa que puedo reciclar mis rincones.
Despiertas ganas de acariciarte el cabello y seguir mi camino.

Y es que la tía que vive dentro del móvil tiene toda la razón, cuando escribo tu nombre y me lo cambia a diminutivo.

domingo, 21 de agosto de 2016

No me quitas nada

De repente, aunque lo presintieras, ves volar el tesoro frágil de tus manos. Estás en un puente y lo observas alejarse flotando en el agua, alejándose con la corriente.

No sabes si lo estrujaste tanto que se te escurrió de tanto apretarlo, ignoras si simplemente lo dejaste caer en un descuido. Piensas en tirarte de cabeza al río, en disparar flechas que se pierdan en él.

Pero lo mejor que puedes hacer es contemplar la belleza del agua, amar cada gota en su interior. Viajar, pasear por la orilla y estar atento.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Uno por ciento

Sobre el papel me dejaste un uno por ciento. No lo podía creer, todo eso para mí. Libre, proporcional, sincero, el último porcentaje de la lista. No me importaban los porcentajes de los demás, ni las cantidades,

A mí desesperación se unió la alegría de que todo lo que me diste era para mí, de que todo lo que me dejaste era de verdad. 








Y que nunca te pedí nada. 

miércoles, 10 de agosto de 2016

Cómo hacer un zumo en lugar del amor


  1. Encuentre una media naranja.
  2. Exprímala con cuidado y lentitud, todo el tiempo que haga falta, hasta que se rompa la cáscara.
  3.  Bébase el zumo de un trago.
  4.  Tire la cáscara a la basura.
  5.  Lave el vaso con la misma lentitud con la que exprimió el jugo.
  6.  Estrelle el vaso contra el suelo.

Simplemente gracias

     Gracias por recordarme que la vida se hizo a sí misma, por no maquillar las cicatrices. Por dejarlas ahí, escondidas pero visibles desde el ángulo adecuado. Te agradezco no dejarme sobrescribir en las páginas en las que escribiría lo mismo y obligarme a relatar finales diferentes en los que puedo agarrarme al borde del precipicio. 

     Ya sé que poco se puede hacer contra y con la razón empírica. Nada. No se puede hacer nada. Que simplemente se asume, se toma, se usa y la dejas que te apuñale suavemente, que te acaricie hasta destrozarte.  

Que no se justifica, 
que no se presupone,
que no se insiste, 
que no se ignora,
que solo no se traiciona a uno mismo.
sino que se sigue hacia delante,
como Beppo, el barrendero de Momo,
que solo barría el trocito de calle que tenía delante.  

lunes, 8 de agosto de 2016

Remolino meditadísimo en detrimento de mis recuerdos.

Puedo hacerlo,
pero no me pidas que te escuche, porque solo te voy a poder oír.
Puedo dejarlo,
pero no me pidas que te agarre, ni siquiera te voy a poder tocar.
Puedo tocarte.
pero en realidad ya no te tocaré, serás un artista.

Lo farò,
e sarai un'altro rumore fuori della mia testa.
Lascerò tutto andare via,
e la mia anima non ti toccherà più.
Potrò toccarti,
ma tocca a te decidere.


Je pense d'avoir écouté ta musique la dernière fois.

I've always found amazing my ability to change, to forget, to learn to not learn. It's like a magic which transforms my sad feelings into a kind of wonderful dust, covering my emotional memories. 

J'avais dit femme terrible. Él habría dicho chica guay. Un'altro forse tesoro. You say a lot. 

Distracción para no vivir más allá

      No quiero buscarla. Sé que la encontraría. Sé cómo lo haría.  No quiero que se apodere de mí Marzo. ¡Marzo en Agosto! ¿Pero esto qué es? Y al mismo tiempo me buscan otras identidades, se presentan ante mí buscando respuestas que no puedo dar, porque soy demasiado egoísta, demasiado insegura. 

       Tengo miedo de Marzo de 2015. Quiero una colchoneta, no sé si esa colchoneta que sé tienes. Parece que no quiero aprender de mis errores. Quiero equivocarme igual pero sufrir menos. Tengo poco tiempo para volver a vender mi alma. Tengo poco dinero real, el resto lo aposté, no sé muy bien a qué juego ni a qué resultado. 

         En bádminton siempre jugaba mixtos, siempre mixtos. A veces dobles. Jugar sola no era para mí, o supongo que eso pensaba mi entrenador. Jugar sola no es para mí y sin embargo aprendo a hacerlo en cada palabra que escribo, en cada segundo presente en el que me veo. 


         Necesito un problema que me interese. Eso está claro.

Ojalá.

No sé si era tarde o era noche. Sé que estaba oscuro, o al menos lo estaba mi corazón. Tú, sentado en el sofá y yo, de pie, mirándote fijamente. En aquella oscuridad iluminada por un flexo te canté de cabo a rabo Ojalá, de Silvio Rodríguez.

Tú sonreías. "Qué bien cantas Mariquita".
Yo te estaba diciendo adiós.


martes, 2 de agosto de 2016

Al final de los dedos corazones

Otra noche en la que me impido dormir. Me pongo nerviosa, me emociono. Estoy demasiado exaltada para ordenar mis pensamientos. Lo de menos es que el despertador vaya a sonar a las cuatro y media.

Lo de más es como mis dedos han acariciado las sábanas, como buscando paz. Entonces un remolino de imágenes, que solo puedo ver en un haiku de mi infancia,  que escribió otro, que despertaba en calma. 

He visto imágenes de caras apacibles, he sentido arder mi carne en otras sábanas, me he visto tirándome de los pelos y de repente estaba, vete a saber por qué,  saliendo de la estación de trenes de Versailles,  cogida de otra mano, bajo un sol cegador de mediodía de primavera. 

Seguíamos la fila del bullicio. Allí,  con el recuerdo de otro hombre, bajo la sombra del cariño más imposible, he vuelto a sentirme extrañamente en paz.

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