domingo, 24 de enero de 2010

El Parque de Atracciones

Estaba oscureciendo en el parque de atracciones, hacía poco que habíamos entrado, pero nos habíamos dispersado y a mi lado solo estaba Jose, con quien no hablaba desde hacía años. La última vez que visité el parque de atracciones, puedo recordarlo muy bien, fue con un grupo muy grande, el antiguo equipo, entre los que estaba JF y Francisco.

A pesar de la noche, entre las luces de neón de las atracciones el bullicio se hacía notar, las colas estaban abarrotadas. No introdujimos en un túnel en el que solo se podía pasar en barca. A uno y a otro lado atracciones para niños, casas del terror, ruido y más ruido.


- ¡Vayamos a una casa del terror!- Gritó muy ilusionado.

Asentí con la cabeza y le propuse unas cuantas, pero ninguna le parecía bien: Algunas eran demasiado pequeñas, otras demasiado infantiles. Al llegar el final vimos un gran amasijo de calaveras e infraestructuras tenebrosas, nos pareció perfecta, muy misteriosa. Sin embargo, no encontramos una entrada y nos pusimos a discutir sobre atracciones de este tipo.

- ¿Te acuerdas del edifico gigante de la feria del año pasado? Era todo de ladrillo pero dentro daba muchísimo miedo.
- Sí, pero era mucho mejor la caída libre donde te tapaban los ojos.
- Las cosas dan más miedo cuando no sabes lo que está pasando.

Entonces vimos la caída libre del parque, era a cielo abierto y no te tapaban los ojos pero me encantaba. Así que convencí a mi amigo para ponernos a la cola.

- Después quiero ir a la montaña rusa, hace años que no subo.
- ¿Qué pasa? ¿Te da miedo?
- ¡Para nada! Es que está tan lejos de las demás cosas…

En efecto, la montaña rusa se situaba casi al final del parque y estaba separada del resto de atracciones por un parque de setos. Por esta razón siempre había muy poca gente en la cola. Creo que esto también podría a deberse a lo siniestro de la atracción: no se oía a nadie hablar, solo el traqueteo de los hierros, y esas luces tan blancas invitaban a alejarte.

Aún así me puse en la cola con todas mis ganas. Solo cuatro chicas esperaban delante de mí, conversaban con una empleada del parque que les comunicaba que con menso de 10 personas no podría ponerse la atracción en marcha al tiempo que amanecía.

Cuando hubimos reunido la cantidad de personas suficiente me dispuse a montar. Todas las chicas estaban en la parte de atrás del coche. Yo no estaba nada asustada así que me senté en una de las filas delanteras, las barras de seguridad se ajustaron y el coche arrancó. En el primer looping me di cuenta de que la barra no se había ajustado bien, ¡estaba suelta!

- ¡La barra no está sujeta!¡Que paren la atracción!- Gritó una chica de la última fila.

Las dos empleadas que se encargaban de la montaña rusa estaban también eran las dependientas de un pequeño videoclub que estaba al lado del torno de entrada. Se encontraban ordenando las películas y no podían oírnos. Al rato una de ellas miró a través del escaparate y avisó a su compañera. Salieron corriendo y en una de las veces que el coche pasaba por la entrada subieron a la atracción a dirigirla desde el cuadro de mandos de la primera fila.
Ajustaron los mandos de las barras de seguridad y todo volvió a la normalidad hasta que el vagón descarriló. Por lo visto, una Barbie se había caído del bolsillo de una de las chicas para ir a parar a las vías de la atracción.

Salté del carricoche y me metí en el videoclub. Jose estaba mirando películas subido a una escalera. Le dije que bajara. Entonces fue cuando vimos a las dos empleadas corriendo hacia nosotros, gritando como locas.


Cuando recobré el conocimiento estaba atada, en el tejado de un edificio, y aquellas dos chicas me miraban, pidiéndome un beso.

miércoles, 20 de enero de 2010

La Tibia Noche...


La tibia noche acarició de estrellas mi cielo frío y desolado, tan perdido entre la hojarasca de los sueños.


lunes, 18 de enero de 2010

Dos Palabras

Solo a ti te lo digo porque, ¿quién más necesita saberlo sino nosotros?

lunes, 11 de enero de 2010

Lo que Yo busco de Ti

¿Quién es esa persona que buscamos?

¿La que comparte tus problemas contigo y es participe de ellos?

¿O quizás la que te hace olvidarte de ellos aunque sea por unos instantes?

Yo... me decanto por la segunda opción. ¿Y tú?

Retener para Aumentar

El nuevo proceso conlleva seis fases:

1. La idea viene tímidamente a mi mente y se configura.

2. Crece, crece, crece mientras te miro.

3. Intenta escapar por los ojos, para llegar a los tuyos.

4. Rebosa por todos lados, creando impulsos involuntarios.

5. Y entonces, sólo entonces, cuando casi no puedo respirar porque me ocupa los pulmones...

6... entrecortada la expulso: Te quiero

lunes, 4 de enero de 2010

Disparos en la Piscina

"En esta piscina - decía el panfleto - todas las personas podrán disfrutar de un baño con simpáticos animales marinos: delfines, pececillos de todos los colores e incluso una orca marina."

Y allí estaba yo, nadando con una familia, cuando me percaté de la presencia de una veterinaria que estaba tomándola la temperatura a la orca. Dijo en voz muy baja que habría que sacrificarla porque en unos segundos se volvería extremadamente violenta. Pero esos segundos no bastaron. El animal comenzó a arremeter contra los azulejos de la piscina formando abolladuras por todos lados, las cuales iban aumentando cada vez más.

Me apresuré en subir una planta del polideportivo junto con un hombre que parecía ser perseguido por la horca debido a que a cada paso suyo el suelo se abollaba y saltaban las losetas. Entonces empezaron los disparos.

Un remolino de adolescentes empezó a subir las plantas del edificio. La piscina ya no estaba, ahora estaba el suelo de los pistas. Yo ya había alcanzado la ultima planta y desde allí observaba el panorama: El profesor de informática de los chicos había aprovechado la ocasión para sacar una pistola y comenzar a pegar tiros por doquier.

Todos nos distribuimos por las paredes puesto que existía un hueco cuadrado que daba a las pistas de unos 5 x 5 metros y evidentemente ninguno quería estar en el punto de mira.

Aquel hombre bajito, moreno y con gafas si situó en los primeros escalones de la escalera más a mano y nos observó a todos, en hilera. Y abrió la boca:

-Bien, miremos lo que pasa si disparo a alguien que esté por debajo de mí.

En el centro de la pista estaba atada a una silla de madera y amordazada Patricia, una chica gótica, muy alta de tez pálida. El hombre diparó y una bala describió un parábola por encima de la cabeza de mi amiga. Todos estábamos callados, con muchísimo miedo. Un niño de unos 8 años estaba llorando justo a mi lado. Decidí cogerlo en brazos.

-Y ahora veamos que sucede si disparo a un niño que esté en la ultima planta.

Apunta a la cabeza del niño. Si pasa lo mismo de antes... el disparo me lo llevo yo.
¿Qué prefiero? ¿Qué prefiero? ¡No lo hagas!

Cierro los ojos. ¡Bum!

Nuestra Foto

Hoy he cubierto nuestra foto con mi nombre.

Al levantarme la he visto, con más de dos años atrás, y he visto nuestras sonrisas. ¿Qué ha sido de la mía?

Y he recordado la felicidad, la nuestra, solo nuestra. ¿Por qué ya no la compartimos?

Porque yo quise, solo por eso.

Ahora yo tengo mis sentimientos y tú, tu ilusión y tu felicidad, los de nuestra foto. Pero en otra foto, en otro fotomatón, en otra ciudad, con otra.

Y la culpa es mía, sólo mía.

Y por eso he cubierto nuestra foto con mi nombre, porque de lo contrario no podré volver... a hacerme otra foto con la misma sonrisa.

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