viernes, 16 de octubre de 2009

El Octavo Piso en el Callejón

La abuela de mis primas había muerto y me había dejado en herencia su piso del callejón, tan gris y oscuro. Ya tengo las llaves, solo falta visitarlo...
Está desierto este callejón, de veras que lo está.
Abro el portal de hierro pintado de negro mate, que cede ante el simple empuje. El suelo, frías losas de mármol oscuro, ni presiente mi llegada. El ascensor es viejo, marrón casi beige, con desconchados en la pintura de la puerta. La luz fluorescente parpadea mientras subo hasta la octava planta. Una vez allí, encuentro mi heredada casa: amplia, decorada con todas esas florituras de abuela. En un armario encuentro un vestido rojo con lunares blanco de flamenca.

¡Qué bonito vestido! Me lo voy a poner y bajaré a la calle para que todo el mundo pueda verlo.


En el callejón de la apocalíptica ciudad , mi vestido contrasta con el gris. Quizá lo hace demasiado, mejor me voy. Con toda tranquilidad vuelvo al negro portal, piso el frío mármol y subo en el lúgubre ascensor.
En mi nueva casa vuelvo a apreciar el encanto de mi atuendo y decido volver a bajar. Todo el ciclo de nuevo a la inversa. Camino cinco pasos en la acera y estoy apunto de salir del callejón cuando me doy cuenta de que el vestido de gitana es demasiado corto y se me ve la ropa interior.


Vuelvo a todo correr al edificio para coger el conocido ascensor... pero no funciona, por más que pulso el condenado botón ninguna luz se enciende.



Encuentro las escaleras del edificio y las subo muy deprisa, loca por subir los ocho pisos. Pero cual es mi sorpresa cuando encuentro a unos niños jugando en un salón en la primera planta y en la segunda una habitación sin ningún acceso a otra escalera.



Busco y busco otra escaleras sin ningún resultado. Al final le madre de los chicos me invita a comer y me hace pasar a la cocina, donde estaba toda su familia. Las voces de estas personas me eran conocidas, pero sus caras no. Un hombre con la voz de Álvaro me habló:



-Bueno, ¿y que haces por aquí?- me dijo.


-Busco unas escaleras para llegar a la octava planta.- Le contesté


-Debes de estar loca, todo el mundo sabe que a las última plantas solo se puede acceder por el ascensor.


-¿Cómo?.- Replique atónita.


-Es bien sabido por todos que la últimas plantas de los edificios están construidas para las personas mayores y que no se hacen escaleras porque no las usan nunca.


-Pero..¿y si se va la luz?


- Pues se quedan días, incluso semanas en sus casa.- Contestó el hombre de la voz de Álvaro con toda naturalidad.


-¿Entonces no puedo subir a mi piso?


-Me temo que no, chica.

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